Termina lo que haz empezado

Cristo fue a la tumba vacío, habiendo entregado todo de si mismo y terminando con éxito su misión.

Nadie viene a este mundo vacío, todos llegamos con algo, todos venimos llenos de potencial.

Así como una semilla tiene la capacidad de germinar, transformarse y multiplicarse en fruto abundante, tu vida posee mucho más de lo que has manifestado hasta hoy, pero a  diferencia de las semillas, no dependes de alguien que plante y cultive el potencial que hay en tu interior; en realidad eres responsable mientras vives de expresar, de activar y liberar al máximo tus habilidades escondidas e inactivas, no importa cuanto hayas logrado hasta hoy, aun hay mucho dentro de ti que necesita ser liberado.

¿Cómo puedes liberar lo que hay dentro de ti?
A través del trabajo y de la acción.

Fuimos hechos a imagen y semejanza de Dios, y Dios el ser por excelencia, el ser creativo, hizo el universo de la nada y permitió al hombre ser semejante a El, cada día, a través de su talento creativo.

Cuando miramos al hombre, según nos relata el libro de Génesis, vemos a este, no como un mono o un ser primitivo e ignorante, sino más bien como una persona dotada de grandes aptitudes físicas y mentales que lo capacitaron para labrar, cuidar el huerto del Edén y colocarle nombre a cada uno de los animales que había en aquel maravilloso lugar, y ese trabajo diario que hacia Adán era la opción que Dios le daba al hombre, para que este expresara su potencial, inteligencia y su capacidad creativa.

Y es precisamente el trabajo diario la opción que tenemos de expresar nuestras habilidades, desafortunadamente para muchos el peor castigo es tener que trabajar, cuando en realidad es un gran privilegio el tener la oportunidad de ser útiles.
Seguramente conoces personas o estas experimentando personalmente el sufrimiento de muchos jubilados, antes de su retiro se lamentaban de su trabajo diario ,pero más lamentable fue el despertar a la realidad de que ya no debían volver a sus tareas cotidianas y ser útiles, la frustración y el vacío que sintieron por esto a muchos les costó la vida, en cambio cuando después de su retiro, se dedican a alguna actividad que los absorbe, recuperan la alegría de vivir a causa de que volvieron a sentirse útiles.

Cuando comienza tu día, trata de quitar los pensamientos negativos en cuanto al trabajo y trata de vivir cada minuto intensamente, dando lo mejor de ti, y al adoptar esta forma de pensar, estarás transitando el camino que te conduce al éxito, a la productividad y a la expresión de tu potencial.

Cuando vemos el trabajo, o lo que hayamos emprendido, desde un ángulo contrario, es decir como algo cansador y rutinario, caemos en la tentación de abandonar lo que hemos comenzado.

¿Cuántas veces comenzaste algo y luego lo abandonaste? Eres  de los que comienzan algo y lo terminan, o perteneces al grupo de aquellos que comienzan un proyecto con entusiasmo, pero luego la rutina diaria y el cansancio los aplasta, y no pueden terminar lo que con tanta alegría  y expectativa habían comenzado, te caracterizas por ser una persona que lucha hasta el final, o ante la adversidad, bajas los brazos y abandonas la pelea?

Lo más importante no es cuántas cosas hayas comenzado, sino cuántas haz terminado…

En una carrera no siempre alcanza la victoria el que corre a gran velocidad, sino aquel que persevera hasta el final, porque terminar es más importante que empezar.

¡Que satisfacción sentimos al concluir una responsabilidad que nos han asignado, nada produce mayor satisfacción que finalizar una tarea pendiente!

Porque la mayor causa de estrés y ansiedad no proviene como consecuencia de reflexionar en aquellas cosas que debemos iniciar sino por meditar en aquellas  que debemos terminar.

La historia se encuentra llena de grandes iniciadores que murieron sin terminar aquello que habían comenzado, Miguel Ángel murió con el pincel en la mano, seguramente ese día creyó que realizaría otra gran obra maestra, pero lo sorprendió la muerte.

Aprovecha cada momento de tu vida para llevar a cabo tus sueños, visiones, metas, ya que no fue el plan de Dios que el cementerio fuera el lugar de descanso para tu potencial.

Jesús completó su tarea aquí en la tierra, sus palabras en la cruz muestran claramente que El había cumplido su asignación… San Juan 19:30 relata lo siguiente “cuando Jesús hubo tomado vinagre dijo: …consumado es, y habiendo inclinado la cabeza entrego su espíritu.”

Jesús liberó y usó al máximo su potencial, a fin de cumplir el propósito por el cual Dios lo había enviado al mundo, en otras palabras, Cristo fue a la tumba vacío, habiendo entregado todo de si mismo y terminando con éxito su misión.

Tu también has nacido con un propósito y todas las habilidades para cumplirlo están dentro tuyo esperando ser liberadas, Dios no planeó que el cementerio fuera el lugar de descanso final para tu potencial.

Sabias que hay centenares o aun miles de personas que han nacido, o  que están por nacer, que necesitan recibir el beneficio de los libros, poemas o artículos que muchas veces te has resignado a no escribir, tal vez necesiten escuchar las canciones que has fracasado en componer, o las invenciones que seguís posponiendo para más adelante, o el negocio que aun no has iniciado, quizás, ¿por qué no?, sean millones los que necesitan del ministerio que Dios te ha dado pero que todavía no te atreves a comenzar.

Recuerda, esta generación y las generaciones venideras necesitan oír, descubrir y disfrutar el tesoro de tu potencial.


Por Mario R. Serrano

Cosas que no son como si fuesen



Dios tiene un método especial para producir cosas y resultados y se trata de llamar lo que NO ES como si fuera. Esta divina forma de actuar debe ser también nuestra forma normal, porque lo que es normal para Dios debe serlo para nosotros también. Lo normal para Dios es que veamos los resultados terminados y hablemos y tratemos las cosas como tal. Por ejemplo si tenemos problemas emocionales y espirituales debemos ver, sentir y declarar que esos problemas emocionales serán sanados y seremos liberados, cuando creemos que no hay salida y que no tenemos solución estamos actuando de forma anormal para Dios, porque según Él siempre hay salida. Todo lo que para Dios es normal, para el pensamiento humano parece anormal, parece locura. Pero la realidad y la verdad la tiene Dios y no la incredulidad.

A lo que parece que no tiene salida, nosotros lo vemos en fe y declaramos la salida, esta fe se hace parte esencial de nosotros y se nos quitan las dudas y miedos. Nuestra batalla continua es si nos mantenemos creyendo en victoria o nos flaqueamos para estar en derrota.

Cuando Dios creó el universo dice la Biblia que “de la nada” lo creó, esta es la naturaleza omnipotente de Dios. Cuando Dios llamó a Gedeón le dijo: “Varón esforzado y valiente” (Jue. 6:12) Luego Gedeón dijo “No, si yo soy el menor, mi familia es pobre…”, para Dios es normal lo que no es como si fuera y luego eso que no es se trasforma en lo que Dios declaró, por eso la Biblia dice que su palabra no vuelve a Él vacía, sino que su palabra declarada va, trasforma, crea y cumple su propósito.

Si hoy estás en medio de esa situación que parece “NO ES” lo que quisieras, comienza a ponerte de acuerdo con Dios, para verla, hablarla y actuar como si esto fuera a cambiar. Llama a las cosas que no son como si fueran, esto es poder de Dios, la fe es como un golpe a las circunstancias, es una batalla que debemos afrontar cada día. No bajes los brazos actúa como tu Padre Celestial, actúa como Jesús, porque tenemos su sangre, somos participantes de la naturaleza divina.
Comienza a verte de forma diferente, si algo te cuesta, cambia la perspectiva de temor, de vergüenza, de fracaso por la perspectiva de Dios.

Gedeón se transformo en un varón esforzado y valiente por causa de lo que Dios creía de él, luego el se puso de acuerdo con Dios y avanzó. Decide hoy no ponerte los lentes de la incredulidad y temor y cámbialos por una fe superior. Poco a poco nos vamos transformando a imagen de Jesús, fuertes, obedientes, pacientes, compasivos. Nuestros sentimientos van siendo pulidos a medida que andamos en fe. No te desalientes porque aunque te sientas desanimado y sin fuerzas hoy Dios te dice: “esforzado y valiente” usa tu imaginación, tus pensamientos y tus palabras para verte transformado según lo que quieres lograr, mira la situación a través de la fe y verás como tu espíritu se levanta y comienzas a ser transformado.

Cuando Dios miró al Saulo de Tarso vio a uno de los apóstoles más usados de todos los tiempos, que escribió gran parte del Nuevo Testamento, porque llamó lo que no es como si fuese, lo mismo con David, un simple y olvidado pastorcito de ovejas el Señor lo vió como el más prominente de los reyes de su pueblo y así fue, porque vió lo que no es como si fuese.

Donde hay enfermedad

Dios ve sanidad
Donde hay pobreza

Dios ve prosperidad
Donde hay vacío

Dios produce vida y gozo


Donde hay confusión

Dios ve claridad


Donde hay soledad

Dios de compañía


Donde hay fracaso

Dios lo torna en éxito
Donde hay heridas

Dios produce sanidad emocional


Donde hay opresión

Dios ejecuta liberación
Donde hay pleitos

Dios desata paz
Recuerda que somos nosotros lo que tenemos que hacer este acuerdo con Dios, porque en el momento que decimos seguir sus consejos y ver y hablar lo mismo que el Señor ve y habla las cosas cambian.

Este es tu día de ponerte de acuerdo con Dios y llamar todo lo que no es como si fuera. No hagas acuerdos con las tinieblas y no aceptes las derrotas, lo negativo, solo debes aceptar lo que pertenece a tu herencia, a todo lo que nos dejó Jesús en la cruz, todas las promesas de Dios en la Biblia son nuestra única herencia y son las que tenemos que creer, pedir y esperar.



Autor: Esteban Correa
Sitio Web: www.Luminares.org

Izar las velas

En cierto viaje de Hudson Taylor a la China en un barco a vela, hubo una gran tormenta y el barco comenzó a ser arrastrado por las corrientes marítimas hacia una isla donde supuestamente había caníbales. El capitán del barco, sabiendo que Taylor era cristiano, fue desesperado a pedirle que orara por el viento. El misionero aceptó, pero le dijo al capitán que debería primeramente izar las velas.
- Eso era algo absurdo, no hay nada de viento o brisa. Además, todos los tripulantes van a considerarme loco.
Pero por causa de la insistencia del señor Taylor, el capitán estuvo de acuerdo. Después de cuarenta y cinco minutos, él volvió al camarote, donde el misionero aun estaba de rodillas orando.
-Señor, deje de orar, su Dios ya nos oyó: está soplando un viento demasiado fuerte.
Ese siervo del Señor creyó absolutamente que el Señor responde a los que le piden, ruegan, suplican con diligencia, intrepidez y fe. Pero no basta suplicar, es necesario estar preparado para la respuesta. Esto es básico en el hecho de orar. Cuando usted va al padre celestial para pedirle algo de acuerdo con Su corazón, usted realmente debe esperar que Él responda. Por tanto: ¡Izar las velas!

Quedará lo que somos

Un señor vivía en el mismo barrio durante toda su vida, por la invitación de un hijo que vivía en otra ciudad, decidió mudarse. Mientras arreglaba sus cosas, una vecina vino a visitarlo. Con lágrimas en los ojos, le preguntó:
-Señor, ¿se va a llevar todo?
- No tengo muchas cosas. Creo que todo cabe en dos o tres maletas.
- Pero hay una cosa que se quedará aquí, dijo la mujer fijando sus ojos en él. usted no va a poder llevarse el ejemplo que dejó entre nosotros.
Ese es el vivir de un cristiano. Muchos piensan impresionar a otros con su conocimiento profundo o por su elocuencia o ideas extrañas, pero lo que realmente expresa a Dios delante de los hombres es nuestra vida. Nuestras ideas podrán ser combatidas por otros, pero contra lo que vemos, no hay reprensión. Es fácil resistir la predicación de un buen mensaje bíblico, pero es imposible resistir el testimonio de una vida entregada en las manos de Dios.
"Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús" (Hechos 4:13).

Nunca sin oración

Hay otra importante lección en Daniel 6. Había sido decretado un edicto que prohibía que cualquier hombre pidiera cualquier cosa a quien quiera que fuese, a no ser que sea el rey, por espacio de treinta días. Esto significaba que por treinta días Daniel no podía orar.
Satanás es muy astuto. Él sabe que la oración es fundamental en la vida del cristiano, pues a través de ella establece contacto con su Señor y esto le trae el corazón y el deseo de su Dios.
Por eso no debemos descuidar nuestra vida de oración. Si un cristiano deja de orar por treinta días, ciertamente se debilitará y será fácil presa del enemigo. No podemos admitir cualquier limitación a nuestro tiempo de comunión con el Señor. Aunque dispongamos sólo de un pequeño periodo para detenernos en Su presencia, debemos hacerlo consagrándonos totalmente a Él, abriendo nuestro corazón para recibir todo de Él.

Amor

Aquel niño tenía problemas en su relación con sus amigos por causa de la burla que hacían de su madre. Ella tenía grandes cicatrices en el rostro que la deformaban. Al comienzo no le importaba, pero con el tiempo, comenzó a inquietarse por ello.
Después de un día más de burla, decidió resolver aquella situación. Entró en su casa furioso y gritando preguntó a mamá:
-Mamá, ¿por qué tienes ese rostro tan feo?

Ella le miró con ternura, y le respondió:
-Yo sé de un bebé, que hace algunos años, estaba durmiendo en su cuna, cuando de pronto comenzó un incendio en el cuarto donde estaba. Su madre, que estaba en el patio, sólo vio lo que estaba sucediendo cuando le oyó llorando desesperado. Ella entró corriendo en medio de las llamas y tomó al hijo. En ese momento, una cortina en llamas cayó sobre ellos; ella protegió al niño con su propio cuerpo, mientras ella lo llevaba afuera e intentaba arrancar la cortina que se había adherido al rosto. ¡Hijo mío, ese bebé eras tú! En aquel preciso momento la madre de aquel niño se convirtió en la más linda mujer que podía haber.

Muchas veces no valoramos todo el sacrificio del amor que Jesús hizo por nosotros. Él no tenía ninguna hermosura (Isaías 53:2) y fue despreciado por todos. Pero nosotros, los cristianos, necesitamos renovar constantemente nuestra visión acerca de Su obra de amor que apunta a traernos de regreso hacia Él mismo, dándonos totalmente a Él.

Árbol plantado junto a las aguas

Alguien que confía en el Señor no sólo bebe de las aguas vivas, sino que también extiende sus raíces, es decir, se profundiza en el conocimiento de Cristo Jesús y de Su palabra. Quien más confía en el Señor es quien más busca conocerlo. Alguien así no se conforma únicamente con venir a la reunión. Por apreciar tanto la palabra profetizada, quiere profundizar más, yendo a la Biblia, orando y "rumiando" lo que fue hablado en la reunión.
Quien extiende así sus raíces, no teme cuando viene el calor, cuando vienen los sufrimientos. Una traducción de la Biblia en español define mejor la condición del hombre que profundiza sus raíces en el Señor: él no verá cuando viene el calor, es decir, estará tan suministrado por el Señor que no tendrá conocimiento del sufrimiento (Jeremías 17:8). Las personas a su alrededor pueden decir: "¡Qué situación difícil! ¡Cuántos sufrimientos están pasando!" Pero él no lo ve ni lo siente, pues el disfrute de Dios es mucho mayor que cualquier sufrimiento.

Dos oraciones y dos principios

Había dos cristianos devotos y consagrados al Señor. El primero se levantaba todos los días por la mañana y oraba así:
-Señor te agradezco por este nuevo día. Ayúdame a hacer hoy lo que es correcto y no hacer nada errado. Ayúdame a glorificar Tu nombre y a hacer Tu voluntad. Señor, Tú sabes que mi temperamento es difícil. Ayúdame a no perder la calma. Hazme siempre paciente y humilde.
Sin embargo, el otro oraba de manera diferente:
-Señor, como te alabo. Tú eres un Dios maravilloso. ¡Cuán glorioso es Tu espíritu en mi espíritu! ¡Señor, te miro, te contemplo y te adoro! ¡Te agradezco y te alabo! ¡Muchas gracias por tener comunión contigo!
Qué diferentes en términos de principios son estas dos oraciones. La primera es una oración apenas ética, hecha por un cristiano religioso; la segunda es una oración viva que brota de alguien que está en íntima unión orgánica con el Señor. Tal vez no oremos exactamente como estas oraciones. Pero con seguridad, oramos según el principio general de una y de otra. O somos éticos y religiosos, como el antiguo Saulo, o vivos y fervientes como el renovado Pablo.

Redoblar la guardia

Un hábil general conducía su ejército por una larga y pesada jornada en el desierto, llegando finalmente a un lugar amplio donde podía acampar. Estaban los soldados trabajando contentos, aunque exhaustos por la larga marcha, para establecer el campamento, cuando, de repente, un centinela se dirigió al general:
-Señor, tenemos informaciones seguras de que el enemigo planea atacarnos en este lugar durante el descanso de la noche.
La reacción del bravo guerrero fue una sola frase:
-¡Redoblar la guardia durante la noche!
Sí, de hecho, la vigilancia es fundamental en nuestra lucha contra los poderes espirituales del mal que andan alrededor. Especialmente nuestros puntos en los que sabemos, por experiencia, que somos más vulnerables al ataque, necesitamos redoblar nuestra guardia. Debemos ser vigilantes en todo, pero especialmente donde y cuando sabemos que el peligro es mayor.
En la vida cristiana, la vigilancia es la oración. ¡Como necesitamos doblar las rodillas y vigilar en oración para cada paso, por cada realización de nuestra vida! Si sospechamos que el enemigo anda rugiendo alrededor como león, buscando a quién devorar (1 Pedro 5:8), vigilaremos con todo nuestro ser. La victoria sólo nos es dada cuando estamos unidos en oración a Aquel que despojó a los principados y potestades, y los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.

El pequeño cuarto

La casa 44 de aquella calle era muy grande, con muchas comodidades: cinco dormitorios, tres salas, un comedor, una cocina y mucho más. Allí vivía un alegre señor, que siempre que recibía visitas se tomaba la molestia de mostrar cada ambiente y la comodidad de su palacete, con excepción de un pequeño cuarto localizado en la parte más escondida de la casa.
¿Qué había de misterioso en aquel pequeño cuarto que nadie podía ver, a diferencia de él?
Un día falleció este alegre señor y finalmente sus herederos pudieron abrir aquel pequeño cuarto y así se reveló el gran misterio. ¡Qué sorpresa...! Allí dentro sólo había recuerdos y cartas de su amada esposa. Todo fue conservado intacto por años, porque para este señor era la parte más importante de la casa. Era parte de su historia, parte de su vida.
Muchas veces con relación al Señor Jesús hacemos lo mismo. Le abrimos todos los "ambientes" de nuestro ser, menos aquel que es el más personal, el secreto, aquel que no queremos que Él vea o toque. A veces, incluso, sólo le permitimos entrar a la sala de espera.
No obstante, la Biblia nos revela que Dios, al ser corporificado en Jesucristo, tuvo una total libertad de ser y actuar. Si eso ocurre con Dios en Cristo, mucho más con nosotros. Debemos tener una reacción al Señor, abriéndonos a Él, dejándolo entrar y actuar en nosotros como le plazca.

Ejercitándonos todo el día

Un famoso músico polaco dijo cierta vez que si no tocaba el piano un día sus manos sentirían la diferencia y él mismo percibiría la incomodidad; si no tocaba durante dos días, su familia sentiría la diferencia; por tres días, los amigos lo percibirían, y en siete días, todos sus oyentes serían capaces de sentirlo.
Lo mismo o.curre en la vida cristiana. La piedad es un ejercicio (1 Timoteo 4:7,8(. Si tenemos el hábito de tener comunión con el Señor, un día que no lo hagamos ya produce resultados perceptibles por nosotros; dos días causan la percepción de nuestra esposa y, con el pasar del tiempo, todos llegan a saberlo.
El secreto de la actuación del pianista estaba en su ejercicio diario. Sin el hábito, tal músico fracasaría. Podemos pensar que es poca cosa y que no produce ningún efecto, tener algunos minutos al día de comunión con el Señor. No obstante, todo el secreto está en esos minutitos. Tal vez no hagamos mucho, pero el secreto está en que lo hagamos "todos los días". Por tanto, busquemos ser perseverantes en tal búsqueda. El hábito más rico es el de encontrarse con el Señor todos los días.

La realidad y el sentimiento


Cierta vez Watchman Nee utilizó la siguiente ilustración para mostrarnos cómo la realidad se distingue del sentimiento en la vida cristiana. Imagínese a un hombre que perdió un reloj que tanto aprecia y por ello se queda muy enojado. Al hallar un día el reloj, nuestro amigo da saltos de alegría y se felicita con sus amigos:
- ¡Encontré mi reloj tan preciado!

Pero, pasado un tiempo aquella felicidad inicial se va y con el pasar de algunos meses más, pueda que no haya más señal de ella. No se trata si el reloj es o no suyo, sino que simplemente el sentir inicial de felicidad se fue.

Este ejemplo se aplica a la vida espiritual. Cuando somos salvos, nos sentimos muy alegres. Nos alegramos y Dios se alegra con nosotros. Inclusive los ángeles se alegran en los cielos. Sin embargo, poco a poco, este sentimiento se va. No es que Dios haya cambiado, o que nuestra salvación haya dejado de ser un hecho real. Lo que pasa es que nuestro sentimiento cambió. No vivamos nuestra vida espiritual basados en un sentimiento aparente. Nuestros sentimientos son pasajeros y pequeños, pero la salvación que tenemos en Cristo es una gran salvación (Hebreos 2:3). Miremos la realidad de la cruz y el amor eterno de Dios y digamos:
- Todo es nuestro, sea el mundo, sea la vida, sea la muerte, sean las cosas presentes, sean las futuras, todo es nuestro, y nosotros de Cristo y Cristo de Dios-.

Humildad genuina

En el Señor Jesús podemos encontrar todas las virtudes humanas: Él era paciente, sincero, amable, recto, perseverante, valiente, bueno, etc. Pero ciertamente la virtud que lo equilibraba, la que más se evidenciaba de todas las demás, era la humildad.
Cualquier virtud que no sea acompañada de humildad, termina trayendo mucho daño a su poseedor y a los que están con él. Muchos cristianos son inutilizados en su servicio al Señor por causa del orgullo. Muchos sufren daños porque a medida que Dios los usa, la soberbia comienza a manifestarse por considerarse capaces, y por atribuirse todos los buenos resultados a sus propios méritos y capacidad. A éstos Dios rechaza.
Necesitamos vivir según la humildad de Cristo. Especialmente mientras servimos al Señor, necesitamos en cada momento humillarnos bajo la poderosa mano de Dios, temiendo cualquier manifestación de orgullo de nuestro corazón. Solamente así seremos útiles en la obra de Dios.

¡La falta de amor es la causa!

Se dice que el elefante es un animal manso cuando está en compañía de la manada, jugando dócilmente con sus semejantes, refrescándose con la trompa que le sirve de manguera para mojarse con el agua. Pero, separado de su grupo, el elefante comienza a inquietarse, a agitarse, hasta ponerse feroz, como una fiera. Por tanto, los aldeanos saben que el peligro es inminente: este animal acostumbra a destruir cabañas, pisotear y matar lo que encuentra a su paso. El elefante no es así por naturaleza. Él se pone de esa manera justamente porque le falta compañía. Cuando le falta la compañía y el amor, el miedo se apodera del animal, desencadenando una defensa con furia y ferocidad incomparables.
Así también es el corazón humano cuando no está lleno de amor. Toda dureza y odio en nuestra vida es el resultado de la falta de amor. Somos rudos con los hermanos, o con las personas en general, por no estar llenos del amor de Dios. ¡Qué tremendo daño hacemos!
Es muy fácil herir a las personas incluso al decir verdades pero sin amor. Cuando no tenemos ese amor, inclusive nuestro uso de las verdades cristianas no tiene provecho. Tal vez esto parezca osado o exagerado, pero Pablo dijo que aunque deseemos que nuestro cuerpo sea quemado y no tenemos amor, de nada nos aprovecha. 
La experiencia cristiana demuestra que donde quiera que el amor se ausente, inmediatamente un daño acontece, como en el caso de los elefantes. No se trata sólo de que nuestra raza sea mala. La falta de amor es la causa de todo mal. ¿Cómo no amar cuando somos tan amados por el Hijo de Dios? ¿Cómo no perdonar cuando hemos sido tan perdonados?

La dama y el rey


Una notable dama de la corte, muy dada a hablar mal y a criticar la vida ajena, se aproximó cierta vez al rey Federico el Grande, de Prusia, tratando de conversar con él:
- Majestad, mi esposo me trata muy mal...

A lo cual el rey le respondió sin rodeos:
- Mi señora, ese no es "mi" asunto.
- Pero -insistió la dama- es que él habla mal de Vuestra Majestad.
- Ese tampoco es "su" asunto- respondió el rey.
Este diálogo breve y franco nos ayuda a ver lo inconveniente que se torna la persona que no se domina a sí misma, viviendo, viviendo más para las cosas negativas que para las positivas. Personas así frecuentemente pierden el sentido más elemental de lo que es su vida y lo que pertenece a los demás.
El alma y la boca humana fueron creadas para alabar. Cuanto más habla, piensa y se fija en las cosas negativas que ve, el hombre sufre más la influencia de ellas.
Sin duda, la fe cristiana no es edificada con críticas. Seremos más útiles a Dios cuanto más logremos deshacernos de las críticas, para edificar a nuestros oyentes con palabras positivas y llenas de gracia.

Diálogo con Dios

Se cuenta que el científico Luis Pasteur se encontraba cierca mañana con las manos puestas sobre la mesa de estudio, sus dedos alineados y la cabeza reclinada. Así estaba el renombrado sabio por un determinado tiempo, siendo observado por un estudiante, hasta que levantó nuevamente la cabeza y se dirigió a un pequeño microscopio.
- ¿Señor Pasteur estaba orando...?
- Sí, oraba. Dijo Pasteur. -Estaba diciéndole cosas bellas a Dios, y al mismo tiempo oía verdades aun más bellas que nos revelan las obras de Dios.
Esta historia nos muestra cómo uno de los mayores científicos que el mundo ha conocido, en medio de tantos  tantos quehaceres científicos, sentía anhelos por Dios, por tener una comunión con Él, a tal punto de interrumpir su trabajo.
Sin importar los pedestales de gloria que el hombre alcance, aún es un vaso de barro creado por Dios para contenerlo, y su corazón anhela al Creador. Pasteur hacía mención de cómo oía cosas lindas de Dios según lo revelaban Sus obras, probablemente porque veía tanta manifestación de Dios en las maravillas de la naturaleza que investigaba. Así era como oía y conocía a Dios.
Tengamos los oídos atentos y un corazón dispuesto para buscar una comunión íntima con el Dios vivo. El tierno Creador nos hizo así para Sí y nos anhela para revelarse a nosotros y tener comunión con nosotros.

El método de Dios

La Biblia dice que el pueblo de Israel, durante los cuarenta años de peregrinación por el desierto, marchaba cuando el arca se movía, y paraba cuando ésta se detenía. A veces el pueblo permanecía mucho tiempo en un lugar, y en otras ocasiones partía rápido. Todo dependía del movimiento del arca.
A nosotros los hombres, por lo general, nos gustan los métodos variados. Pero, el único "método" de Dios es el arca. La Biblia no nos da grandes planes de acción estratégica. La estrategia de Dios es una sola: el arca que simboliza a Cristo.
Muchos cristianos se adhieren fácilmente a métodos mundanos pensando "modernizar" la obra de Dios, para obtener avances en el trabajo evangelístico. Pero, finalmente, el resultado es el esfuerzo de la carne.
Dios no admite otro método sino el liderazgo de Cristo. Si en cuanto a determinado asunto tenemos la revelación viva según la Palabra de Dios para actuar de determinada manera, esto es una señal de que el arca se está moviendo. De lo contrario, es mejor detener toda actividad y saber esperar. Los métodos del mundo no sustituyen la espera en Dios. Muchas veces, la orden del Señor es simplemente que nos detengamos. Esperar reposando en el Señor cuando Él se detiene, es el secreto de muchas victorias maravillosas. Sólo debemos saber que estar atentos y obedientes a Cristo es el "método" de Dios. Mirar a Él y contemplar Su rostro, es la señal de nuestra gran victoria.

Un rostro brillante

Durante la rebelión de los Bóxer, en la China, centenas de cristianos fueron martirizados, en una verdadera masacre de crueldad y terror.
Cierto día, en Pekín, los Bóxer estaban desfilando por una calle. Una joven cristiana estaba sentada en la parte trasera de una carroza, que era conducida para ser ejecutada. Los verdugos la cercaban con espadas en las manos. La atmósfera era muy pesada y aterrorizante, los aires se llenaban con los gritos de los Bóxer.
No obstante, el rostro de aquella pequeña hermana brillaba, mientras ella entonaba alabanzas al Señor. Cierto muchacho que observaba la escena a través de un agujero en la pared frontal de una tienda cerrada, se quedó profundamente impresionado con la expresión reluciente de la muchacha, su alegría y los cánticos de alabanza. En ese momento, tal muchacho decidió descubrir la verdad con respecto a la fe cristiana, de manera que más tarde se convirtió y llegó a ser un predicador. 
Es importante percibir que la alegría radiante de aquella hermana y sus cánticos de alabanza sólo eran posibles porque Cristo estaba actuando dentro de ella. Tal muchacha estaba llena de aprecio por su Señor. El rostro apenas mostraba el estado del corazón. Por amar tanto a Cristo, Él se convirtió en una fe abundante en su interior. Había allí una unión orgánica indestructible. Los verdugos podían matar el cuerpo de aquella joven, pero jamás podrían separarla de su Señor.

Señor, aumenta Tu gracia

Un barco navegaba en aguas turbulentas, cuando de repente el navegante divisó una gran roca que sobresalía de en medio de las aguas. Era muy peligroso pasar por allí. Al acercarse, los tripulantes pudieron observar con claridad que el obstáculo sobresalía como un metro y medio por encima de las aguas, ocupando una buena parte del ancho de aquel estrecho canal.
En ese instante, sin saber qué hacer, el navegante pensó:
- Sólo podré navegar hasta aquí en este canal, a menos que la Fuerza Naval dinamite el obstáculo. 
Muchas veces nos encontramos en una situación espiritual parecida a la de este navegante. Nos parece imposible superar un obstáculo. En esos momentos por lo general oramos:
- Señor, si te agrada, remueve esa gran roca.
Pero, una voz dentro de nosotros nos dice:
- ¿Qué es mejor, remover la roca o aumentar el nivel del agua?
Sin duda, el camino del Señor es siempre aumentar el agua. Dios no remueve el obstáculo.
- Él aumenta la gracia. Sólo de esa manera conocemos el valor inestimable del tesoro que está dentro de nosotros. Cómo necesitamos aprender a clamar esta oración:
- ¡Señor, aumenta Tu gracia!

(Adaptado del libro Doce cestas llenas)