Dos oraciones y dos principios

Había dos cristianos devotos y consagrados al Señor. El primero se levantaba todos los días por la mañana y oraba así:
-Señor te agradezco por este nuevo día. Ayúdame a hacer hoy lo que es correcto y no hacer nada errado. Ayúdame a glorificar Tu nombre y a hacer Tu voluntad. Señor, Tú sabes que mi temperamento es difícil. Ayúdame a no perder la calma. Hazme siempre paciente y humilde.
Sin embargo, el otro oraba de manera diferente:
-Señor, como te alabo. Tú eres un Dios maravilloso. ¡Cuán glorioso es Tu espíritu en mi espíritu! ¡Señor, te miro, te contemplo y te adoro! ¡Te agradezco y te alabo! ¡Muchas gracias por tener comunión contigo!
Qué diferentes en términos de principios son estas dos oraciones. La primera es una oración apenas ética, hecha por un cristiano religioso; la segunda es una oración viva que brota de alguien que está en íntima unión orgánica con el Señor. Tal vez no oremos exactamente como estas oraciones. Pero con seguridad, oramos según el principio general de una y de otra. O somos éticos y religiosos, como el antiguo Saulo, o vivos y fervientes como el renovado Pablo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario