Nunca Solo!

David, era el hijo de un pastor, consiervo mío, que había llegado al hogar para gozo y alegría de sus padres, pero, a poco de nacer, empezó a manifestar síntomas de enfermedad que llevaron a sus padres a recurrir al médico.
 
Tiene una debilidad en el músculo del corazón dijo el médico y se ha roto la pared interior, de modo que la sangre no se purifica, pues se mezcla la sucia con la limpia. No sobrevivirá. Es muy débil.

Todos lloraban esta desgracia, la madre, los abuelos, los amigos.

La Iglesia oraba, pero, el diagnóstico era tan adverso que la fe de muchos estaba debilitada.

De pronto, su padre, se sentó al lado de la cunita de David, e hizo algo, que a todos le pareció casi de poca cordura.

Tomó su guitarra, y se puso a rasguear algunos acordes. Creo que más de alguien pensó: “ está perdiendo el juicio a causa del dolor”.

Pero de pronto, y a pesar que su voz no era de lo mejor, sus labios empezaron a cantar:

SOLO NO ESTOY
JESÚS ESTÁ A MI LADO
AMIGO FIEL
QUE NO ME DEJARÁS

Prosiguió,mientras lágrimas salían de sus ojos cerrados él seguía cantando este himno, mezcla de oración y testimonio.

Terminó la tercera estrofa, y, empezó otra vez con la primera, y de pronto, otros empezaron a acompañarle en voz queda para no importunar al niño.

David hoy día, es Arquitecto Egresado de una prestigiosa Universidad, se ha casado y es padre de una hermosa niña y da testimonio diciendo que él vive, porque su padre nunca dudó que Dios estaba a su lado.

Querido amigo, Jesús está a tu lado, pero, El obrará en tu necesidad en la medida que, tu creas que su presencia te acompaña ayer, hoy y siempre.-

2º Timoteo 4:17 “Pero el Señor estuvo a mi lado… ”


Osiel Ibáñez -.Chile.-

Un dólar

Hace años un predicador se mudó para Houston, Texas. 

Poco después, se montó en un autobús para ir al centro de la ciudad.
 
Al sentarse, descubrió que el chofer le había dado un dólar de más en el cambio.

Mientras consideraba que hacer, pensó para sí mismo, “Ah, olvídalo, es sólo un dólar ¿Quién se va a preocupar por tan poca cantidad?, de todas formas la compañía de autobús recibe mucho de las tarifas y no la echarán de menos. Acéptalo como un regalo de Dios.”

Pero cuando llegó a su parada, se detuvo y, pensando de nuevo, decidió darle el dólar al conductor diciéndole, “Tome, usted me dio este dólar de más.”

El conductor, con una sonrisa le respondió, “Sé que eres el nuevo predicador del pueblo. He pensando regresar a la iglesia y quería ver que usted haría si yo le daba demasiado cambio”.

Se bajó el predicador sacudido por dentro y dijo: “Oh Dios, por poco vendo a Tu Hijo por un dólar.”

Nuestras vidas serán la única Biblia que algunos leerán, asi que no olvides ser ejemplo en todo los que haces.


1 Timoteo 4:12 “Ninguno tenga en poco tu juventud; pero sé ejemplo de los fieles en palabra, en conversación, en caridad, en espíritu, en fe, en limpieza.

Juan 13:15 “Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.”

La Ventana

Había un niño que visitaba a sus abuelos en su granja. Le dieron una resortera para que jugara afuera en el campo. El practicó en el campo, pero nunca pudo darle a su objetivo. Ya un poco desanimado regreso a la casa para la cena.
 
Mientras caminaba de regreso vio el pato más querido por su abuela. Y como un impulso, el le dejó ir un golpe con la resortera, le pegó al pato en la cabeza y lo mató.

El estaba impresionado y consternado. En un momento de pánico, el escondió el pato muerto entre una pila de madera, en ese momento vio que su hermana lo estaba observando. Sally lo había visto todo, pero no dijo nada.

Después del almuerzo del siguiente día, la abuela dijo, “Sally vamos a lavar los platos”. Pero Sally dijo “Abuela Johnny me dijo que él quería ayudarte en la cocina. Luego le susurró a el “Recuerdas el Pato?”

Así que Johnny lavó los platos.

Más tarde ese día, el Abuelo les preguntó a los niños si querían ir a pescar, y la Abuela dijo, “Lo siento pero necesito que Sally me ayude a hacer las compras” Sally solo sonrió y dijo “Bueno, no hay problema porque Johnny me dijo que quería ayudar. Ella susurró nuevamente “Recuerdas el Pato?”

Así que Sally se fue a pescar y Johnny se quedó ayudando.

Después de varios días en los cuales Johnny hacía tanto sus tareas como las de Sally, él finalmente no pudo soportarlo más.

Él le confeso a su Abuela que había matado el pato. La Abuela se arrodilló, le dio un abrazo y dijo. “Corazón, Yo lo sé. Sabes, yo estaba parada en la ventana y vi todo lo que pasó. Pero porque te Amo, yo te perdono. Sólo me preguntaba cuánto tiempo mas permitirías que Sally te hiciera su “Esclavo”

Así que para este día y los que están por venir: Lo que sea que haya en tu pasado, lo que sea que hayas hecho – y el Diablo continúe restregándotelo en tu cara (mentiras,miedos, odios, ira, falta de perdón, amargura, etc.) lo que sea, tu necesitas saber que Jesús estaba parado en la ventana y él vio todo lo sucedido.

Él ha visto tu vida completa. Él quiere que sepas que te Ama y que estás perdonado,. Él solo se está preguntando cuánto tiempo dejarás que el Diablo te haga su esclavo.

Lo maravilloso de Jesús es que cuando tú pides perdón, Él no sólo te perdona sino que olvida . Porque somos salvos por medio de la Misericordia de Jesús.

Recuerda siempre que Jesús está en la Ventana!


Salmos 103:3 “El es quien perdona todas tus iniquidades, El que sana todas tus dolencias;”

Salmos 86:5 “Porque tú, Señor, eres bueno y perdonador, Y grande en misericordia para con todos los que te invocan.”

El Tenedor

Había una mujer que había sido diagnosticada con una enfermedad incurable y a la que le habían dado sólo tres meses de vida. 

Así que empezó a poner sus cosas “en orden”. 

Contactó a su sacerdote y lo citó en su casa para discutir algunos aspectos de su última voluntad. 

Le dijo qué canciones quería que se cantaran en su funeral, qué lecturas hacer y con qué traje deseaba ser enterrada.
 
La mujer también solicitó ser enterrada con su Biblia favorita. 

Todo estaba en orden y el sacerdote se estaba preparando para irse cuando la mujer recordó algún muy importante para ella. 

– Hay algo más, dijo ella exaltada. 

– Qué es?, preguntó el sacerdote. 

– Esto es muy importante, continuó la mujer. Quiero ser enterrada con un tenedor en mi mano derecha.

El sacerdote quedó impávido mirando a la mujer, sin saber exactamente qué decir. 

– Eso lo sorprende o no? preguntó la mujer 

– Bueno, para ser honesto, estoy intrigado con la solicitud, dijo el sacerdote. 

La mujer explicó: 

– En todos los años que he asistido a eventos sociales y cenas de compromiso, siempre recuerdo que cuando se retiraban los platos del platillo principal, alguien inevitablemente se agachaba y decía, “Quédate con tu tenedor”. 

Era mi parte favorita porque sabía que algo mejor estaba por venir… como pastel de chocolate o pastel de manzana.

Algo maravilloso y sustancioso! 

Así que quiero que la gente me vea dentro de mi ataúd con un tenedor en mi mano y quiero que se pregunten: 

“Qué onda con el tenedor?” 

Después quiero que usted les diga: “Se quedó con su tenedor porque lo mejor está por venir.”

Los ojos del sacerdote se llenaron de lágrimas de alegría mientras abrazaba a la mujer despidiéndose. 

El sabía que esta sería una de las últimas veces que la vería antes de su muerte. 

Pero también sabía que la mujer tenía un mejor concepto de la esperanza cristiana que él mismo.
 
Ella sabía que algo mejor estaba por venir. 

Durante el funeral, la gente pasaba por el ataúd de la mujer y veían el precioso vestido que llevaba, su Biblia favorita y el tenedor puesto en su mano derecha. 

Una y otra vez el sacerdote escuchó la pregunta: “Qué onda con el tenedor?”. 

Y una y otra vez sonrió.

Durante su mensaje, el sacerdote le platicó a las personas la conversación que había tenido con la mujer poco tiempo antes de morir. 

También les habló acerca del tenedor y qué era lo que significaba para ella.

El sacerdote les dijo a las personas cómo él no podía dejar de pensar en el tenedor y también que probablemente ellos tampoco podrían dejar de pensar en él. 

Estaba en lo correcto. 

Así que, la próxima vez que tomes en tus manos un tenedor, déjalo recordarte que lo mejor está aún por venir…

Raíces

Tiempo atrás, yo era vecino de un médico, cuyo “hobby” era plantar árboles en el enorme patio de su casa. 

A veces observaba, desde mi ventana, su esfuerzo por plantar árboles y más árboles, todos los días. 

Lo que más llamaba mi atención, entretanto, era el hecho de que él jamás regaba los brotes que plantaba. 

Pasé a notar, después de algún tiempo, que sus árboles estaban demorando mucho en crecer.
 
Cierto día, resolví entonces aproximarme al médico y le pregunté si él no tenía recelo de que las plantas no creciesen, pues percibía que él nunca las regaba.

Fue cuando, con un aire orgulloso, él me describió su fantástica teoría. 

Me dijo que, si regase sus plantas, las raíces se acomodarían en la superficie y quedarían siempre esperando por el agua fácil, que venía de encima. 

Como él no las regaba, los árboles demorarían más para crecer, pero sus raíces tenderían a migrar para lo más profundo, en busca del agua y de las varias nutrientes encontradas en las capas más inferiores del suelo.

Así, según él, los árboles tendrían raíces profundas y serían más resistentes a las intemperies.

Y agregó que él frecuentemente daba unas palmadas en sus árboles, con un diario doblado, y que hacía eso para que se mantuviesen siempre despiertas y atentas.

Esa fue la única conversación que tuvimos con mi vecino.

Tiempo después fui a vivir a otro país, y nunca más volví a verlo.

Varios años después, al retornar del exterior, fui a dar una mirada a mi antigua residencia.

Al aproximarme, noté un bosque que no había antes.

¡¡Mi antiguo vecino, había realizado su sueño!!.

Lo curioso es que aquel era un día de un viento muy fuerte y helado, en que los árboles de la calle estaban arqueados, como si no estuviesen resistiendo al rigor del invierno.

Entretanto, al aproximarme al patio del médico, noté cómo estaban sólidos sus árboles: prácticamente no se movían, resistiendo estoicamente aquel fuerte viento.

Qué efecto curioso, pensé…

Las adversidades por las cuales aquellos árboles habían pasado, llevando palmaditas y habiendo sido privados de agua, parecía que los había beneficiado de un modo que el confort y el tratamiento más fácil jamás lo habrían conseguido.

Todas las noches, antes de ir a acostarme, doy siempre una mirada a mis hijos.

Observo atentamente sus camas y veo cómo ellos han crecido.

Frecuentemente oro por ellos.

En la mayoría de las veces, pido para que sus vidas sean fáciles, para que no sufran las dificultades y agresiones de este mundo…

He pensado, entretanto, que es hora de cambiar mis oraciones.

Ese cambio tiene que ver con el hecho de que es inevitable que los vientos helados y fuertes nos alcancen.

Sé que ellos encontrarán innumerables dificultades y que, por tanto, mis deseos de que las dificultades no ocurran, han sido muy ingenuos.

Siempre habrá una tempestad en algún momento de nuestras vidas, porque, querramos o no, la vida no es muy fácil.

Al contrario de lo que siempre he hecho, pasaré a orar para que mis hijos crezcan con raíces profundas, de tal forma que puedan retirar energía de las mejores fuentes, de las más divinas, que se encuentran siempre en los lugares más difíciles.

Pedimos siempre tener facilidades, pero en verdad lo que necesitamos hacer es pedir para desenvolver raíces fuertes y profundas, de tal modo que cuando las tempestades lleguen y los vientos helados soplen, resistamos bravamente, en vez de que seamos subyugados y doblegados.

Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto. (Jeremías 17:8)

Carpintero

Un carpintero ya entrado en años estaba listo para retirarse. 

Le dijo a su jefe de sus planes de dejar el negocio de la construcción para llevar una vida más placentera con su esposa y disfrutar de su familia.

Él iba a extrañar su cheque mensual, pero necesitaba retirarse. Ellos superarían esta etapa de alguna manera.
 
El jefe sentía ver que su buen empleado dejaba la compañía y le pidió que si pudiese construir una sola casa más, como un favor personal.

El carpintero accedió, pero se veía fácilmente que no estaba poniendo el corazón en su trabajo. Utilizaba materiales de inferior calidad y el trabajo era deficiente. Era una desafortunada manera de terminar su carrera.

Cuando el carpintero terminó su trabajo y su jefe fue a inspeccionar la casa, el jefe le extendió al carpintero las llaves de la puerta principal. “Esta es tu casa,” dijo, “es regalo para ti”.

¡Qué tragedia! ¡Qué pena! Si solamente el carpintero hubiera sabido que estaba construyendo su propia casa, la hubiera hecho de manera totalmente diferente.

Así que está en nosotros. Construimos nuestras vidas de manera distraída, reaccionando cuando deberíamos actuar, dispuestos a poner en ello menos que lo mejor. 

En puntos importantes, no ponemos lo mejor de nosotros en nuestro trabajo. Entonces con pena vemos la situación que hemos creado y encontramos que estamos viviendo en la casa que hemos construido. 

Si lo hubiéramos sabido antes, la habríamos hecho diferente. 

Piensa como si fueras el carpintero. Piensa en su casa. Cada día clavas un clavo, levantas una pared o edificas un techo.

Construye con sabiduría. Es la única vida que podrás construir. 

Inclusive si sólo la vives por un día más, ese día merece ser vivido con gracia y dignidad.

Tu vida ahora, es el resultado de tus actitudes y elecciones del pasado.

¡Tu vida mañana será el resultado de tus actitudes y elecciones hechas HOY!


“Y todo lo que hacéis, sea de palabra, ó de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias á Dios Padre por él” (
Colosenses 3:17)



“Y todo lo que hagáis, hacedlo de ánimo, como al Señor, y no á los hombres” (
Colosenses 3:23)

Crítico

Un hombre que tenía un grave problema de miopía se consideraba un experto en evaluación de arte. 

Un día visitó un museo con algunos amigos. Se le olvidaron los lentes en su casa y no podía ver los cuadros con claridad, pero eso no lo detuvo de ventilar sus fuertes opiniones.
 
Tan pronto entraron a la galería, comenzó a criticar las diferentes pinturas. 

Al detenerse ante lo que pensaba era un retrato de cuerpo entero, empezó a criticarlo. 

Con aire de superioridad dijo: “El marco es completamente inadecuado para el cuadro. 

El hombre está vestido en una forma muy ordinaria y andrajosa. 

En realidad, el artista cometió un error imperdonable al seleccionar un sujeto tan vulgar y sucio para su retrato. Es una falta de respeto”.

El hombre siguió su parloteo sin parar hasta que su esposa logró llegar hasta él entre la multitud y lo apartó discretamente para decirle en voz baja: “Querido, – estás mirando un espejo!!!”.

Muchas veces nuestras propias faltas, las cuales tardamos en reconocer y admitir, parecen muy grandes cuando las vemos en los demás. 

Debemos mirarnos en el espejo más a menudo, observar bien para detectarlas, y tener el valor moral de corregirlas; es más fácil de negarlas que reconocerlas.

Por eso es necesario hacer a un lado el orgullo pues solo con humildad podremos ver nuestros defectos y corregirlos.


El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia." (Proverbios 28:13)

El ciego y el creativo

Dicen que una vez, había un ciego sentado en la vereda, con una gorra a sus pies y un pedazo de madera que, escrito con tiza blanca, decía: “POR FAVOR AYUDEME, SOY CIEGO”.
 
Un creativo de publicidad que pasaba frente a él, se detuvo y observó unas pocas monedas en la gorra. 

Sin pedirle permiso tomó el cartel, lo dió vuelta, tomó una tiza y escribió otro anuncio. Volvió a poner el pedazo de madera sobre los pies del ciego y se fué.

Por la tarde el creativo volvió a pasar frente al ciego que pedía limosna, su gorra estaba llena de billetes y monedas.

El ciego reconoció sus pasos y le preguntó si había sido él quien rescribió su cartel y sobre todo, qué había puesto.

El publicista le contestó “Nada que no sea tan cierto como tu anuncio, pero con otras palabras”, sonrió y siguió su camino. El ciego nunca lo supo, pero su nuevo cartel decía:

” HOY ES PRIMAVERA, Y NO PUEDO VERLA”.

Cambiemos de estrategia cuando no nos sale algo, y verán que puede que resulte de esa manera.

Cuántas veces en nuestras vidas las cosas no salen, y nos enojamos, peleamos y nos entristecemos cuando tal vez debemos cambiar una pequeña cosa para que las cosas salgan bien.

Quizá tenemos problemas con las personas a nuestro alrededor y nunca recibimos ayuda, cuando lo que debemos hacer es simplemente sonreír.

Sin importar cual sea tu situación, haz un alto, analiza, revisa . Si es necesario corrige e incluso cambia todo si es necesario. Afortunadamente en la carretera de la vida, Jesús siempre nos permite virar en “U”.



Este es el día que hizo Jehová; Nos gozaremos y alegraremos en él. (Salmos 118:24)

Naranjas al personal

Juan trabajaba en una empresa hace dos años. Siempre fue muy serio, dedicado y cumplidor de sus obligaciones. Llegaba puntual y estaba orgulloso de que en 2 años nunca recibió una amonestación, Cierto día buscó al Gerente para hacerle un reclamo:
 
- Señor, trabajo en la empresa hace dos años con bastante esmero y estoy a gusto con mi puesto, pero siento que he sido postergado. Mire; Fernando ingresó a un puesto igual al mío hace sólo 6 meses y ya ha sido promovido a Supervisor.

- ¡Uhmm!-mostrando preocupación- le dice. Mientras resolvemos esto, quisiera pedirte que me ayudes a resolver un problema. Quiero dar fruta al personal para la sobremesa del almuerzo de hoy. En la bodega de la esquina venden fruta. Por favor, averigua si tienen naranjas.

Juan se esmeró en cumplir con el encargo y en 5 minutos estaba de vuelta.

- Bueno Juan, qué averiguaste?

- Señor, tienen naranjas para la venta.

- ¿Y cuánto cuestan?

- ¡Ah!…………… No pregunté por eso.

- Ok, ¿pero viste si tenían suficientes naranjas para todo el personal? (preguntaba serio).

- Tampoco pregunté por eso señor.

- ¿Hay alguna fruta que pueda sustituir la naranja?

- No sé señor, pero creo…

- Bueno, siéntate un momento.

El Gerente tomó el teléfono y mandó llamar a Fernando. Cuando se presentó, le dio las mismas instrucciones que le diera a Juan y en 10 minutos estaba de vuelta. Cuando retornó el Gerente pregunta:

- Bien Fernando, qué noticias me tienes?

- Señor, tienen naranjas, lo suficiente para atender a todo el personal, y si
prefiere también tienen plátano, papaya, melón y mango. La naranja está a 1,5 pesos el kilo, el plátano a 2,2 la mano, el mango a 0,9 el kilo, la papaya y el melón a 2,8 pesos el kilo. Me dicen que si la compra es por cantidad, nos darán un descuento de 8%.

- He dejado separada la naranja pero si usted escoge otra fruta debo regresar para confirmar el pedido.

- Muchas gracias Fernando, pero espera un momento..

- Se dirige a Juan, que aún seguía esperando estupefacto y le dice:
- Juan, qué me decías?

- Nada señor, eso es todo, muchísimas gracias, con su permiso...

Y tu… ¿haz hecho hoy tu mejor esfuerzo?

Por eso, haz tu mejor esfuerzo, aún con las tareas más sencillas, ya que de otra forma nadie nos confiará tareas de mayor importancia.


Col.3:23-24 “Y todo lo que hagais, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.”

Amar la vida

Un profesor fue invitado a dar una conferencia en una base militar, y en el aeropuerto lo recibió un soldado llamado Ralph. 

Mientras se encaminaban a recoger el equipaje, Ralph se separó del visitante en tres ocasiones: primero para ayudar a una anciana con su maleta; luego para cargar a dos pequeños a fin de que pudieran ver a Santa Claus, y después para orientar a una persona. 

Cada vez regresaba con una sonrisa en el rostro.
 
“¿Dónde aprendió a comportarse así?”, le preguntó el profesor. 

“En la guerra”, contestó Ralph. 

Entonces le contó su experiencia en Vietnam. Allá su misión había sido limpiar campos minados. Durante ese tiempo había visto cómo varios amigos suyos, uno tras otro, encontraban una muerte prematura. 

“Me acostumbré a vivir un paso a la vez”, explicó. “Nunca sabía si el siguiente iba a ser el último; por eso tenía que sacar el mayor provecho posible del momento que transcurría entre alzar un pie y volver a apoyarlo en el suelo. Me parecía que cada paso era toda una vida”.
 
Nadie puede saber lo que habrá de suceder mañana. Qué triste sería el mundo si lo supiéramos. Toda la emoción de vivir se perdería, nuestra vida sería como una película que ya vimos. Ninguna sorpresa, ninguna emoción. Pienso que lo que se requiere es ver la vida como lo que es: una gran aventura.

Al final, no importará quién ha acumulado más riqueza ni quién ha llegado más lejos. Lo único que importará es quién lo disfrutó más. Ama más quien más ha servido, porque aprecia su vida y la de los demás.

El Faro

Un capitán y su tripulación viajaban en medio de una terrible tormenta durante una oscura noche y luego de varios días en altamar. 

El pequeño barco era golpeado insistentemente por las olas y el viento, y se mecía casi hasta volcarse mientras toda la estructura crujía y se retorcía hasta que parecía despedazarse. 

Habían perdido los instrumentos y no sabían ni siquiera donde se encontraban.
 
En medio de todo esto el capitán no hacía mas que gritar y maldecir, gritando a Dios y reprochándole todo lo que pasaba y que habían sido abandonados por Él. 

Tomado firmemente del timón en la proa gritaba a los truenos, los relámpagos y el cielo al saberse perdido.
 
En ese momento, un marinero dejó su puesto y corrió donde el capitán quien le reprendió fuertemente en medio de la tormenta y la lluvia.

- “Por qué dejas tu puesto! Podemos perder el mástil”, le gritó el Capitán.

A lo que el marinero contesta:

- “Lo sé señor! Pero hace mas de 10 minutos se dislumbra la luz del faro del puerto!!! Pero usted no la ha visto por estar gritando.”

Cuantas veces no vemos la ayuda de Dios por quejarnos constantemente de todo lo que tenemos. 

No hacemos mas que rechazar todo lo que tenemos.

Tal vez Dios no te de una vida sin tormentas, pero puede estar seguro de que siempre, en medio de la más cruel y feroz tormenta que puedas imaginar, Él estará presente con su luz mostrándote el camino y recordándote que se encuentra siempre a tu lado.
 

Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.. (2º Corintios 4:6)


Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.  (Juan 8:12)

Ver Para Creer?

Estaban un astronauta y un neurocirujano discutiendo sobre la existencia de Dios, y el astronauta dijo: 
<BR>-tengo una fuerte convicción (que esta muy convencido de eso) no creo en Dios, he ido al espacio varias veces y nunca he visto ni siquiera un ángel- 
<BR>
<BR>el neurocirujano se sorpredió de semejante aseveración, pero lo disimuló, luego de pensar unos instantes comento:       
<BR>-bueno, yo he operado muchos cerebros y nunca he visto un pensamiento- - Fotolog 
Estaban un astronauta y un neurocirujano muy reconocido, discutiendo sobre la existencia de Dios.

El astronauta dijo: Tengo una convicción, no creo en Dios. 
He ido al espacio varias veces y nunca he visto ni siquiera un ángel.

El neurocirujano se sorprendió, pero disimuló. 
Luego de pensar unos instantes, comentó: Bueno, he operado muchos cerebros y nunca he visto un pensamiento.

Dejemos de poner nuestros razonamientos ante Dios. Cree en un Dios grande y entonces, verás un Dios grande.


Hebreos 11:3 Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.

Hebreos 11:1 Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.

Náufrago

El único sobreviviente de un naufragio llegó a la playa de una diminuta y deshabitada isla. 

Pidió fervientemente a Dios ser rescatado, y cada día escudriñaba el horizonte buscando ayuda, pero no parecía llegar.

Cansado, finalmente optó por construirse una cabaña de madera para protegerse y almacenar sus pocas pertenencias. 

Entonces, un día, tras merodear por la isla en busca de alimento, regresó a su casa sólo para encontrar su cabañita envuelta en llamas, con el humo ascendiendo hasta el cielo. Lo peor había ocurrido: lo había perdido todo. 

Quedó anonadado de tristeza y rabia: «Dios mío, ¿Cómo pudiste hacerme esto?» se lamentó.

Sin embargo, al día siguiente fue despertado por el ruido de un barco que se acercaba a la isla. Habían venido a rescatarlo.

— ¿Cómo supieron que estaba aquí? – preguntó a sus salvadores.

— Vimos su señal de humo – contestaron ellos.


La próxima vez que tu cabaña se vuelva humo, recuerda que puede ser la señal de que la ayuda y gracia de Dios viene en camino.


No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. (Isaías 41:10)

La Paz Perfecta

Había una vez un rey que ofreció un gran premio a aquel artista que pudiera en una pintura dibujar la paz perfecta. 

Muchos artistas lo intentaron y presentaron sus obras en el palacio del rey. El gran día había llegado.

El rey observó y admiró todas las pinturas, pero solo hubo dos que a él realmente le gustaron y tuvo que escoger entre ellas.

La primera era un lago muy tranquilo. Este lago era un espejo perfecto donde se reflejaban unas plácidas montañas que lo rodeaban. Sobre estas se encontraba un cielo muy azul con tenues nubes blancas.

Todos quienes miraron esta pintura pensaron que esta reflejaba la paz perfecta.

La segunda pintura también tenía montañas pero estas eran escabrosas y descubiertas. Sobre ellas había un cielo furioso del cual caía un impetuoso aguacero con rayos y truenos. Montaña abajo parecía retumbar un espumoso torrente de agua. Todo esto no se revelaba para nada pacífico.

Pero cuando el rey observó cuidadosamente, miró tras la cascada un delicado arbusto creciendo en una grieta de la roca. En este arbusto se encontraba un nido. Allí, en medio del rugir de la violenta caída de agua, estaba sentado plácidamente un pajarito en el medio de su nido …

Paz perfecta … el pueblo entero se preguntaba que cuadro elegiría el rey?

El sabio rey escogió la segunda, y explicó a la gente el por que…

“Porque,” explicaba el rey, “Paz no significa estar en un lugar sin ruidos, sin problemas, sin trabajo duro o sin dolor. Paz significa que a pesar de estar en medio de estas cosas permanezcamos calmados dentro de nuestro corazón. Este es el verdadero significado de la paz.”

Y tú… ya has encontrado la verdadera paz del corazón?…

La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo. (Juan 14:27)

La Vasija Agrietada

Un cargador de agua de la India tenía dos grandes vasijas que colgaban a los extremos de un palo y que llevaba encima de los hombros. Una de las vasijas tenía varias grietas, mientras que la otra era perfecta y conservaba toda el agua al final del largo camino a pie, desde el arroyo hasta la casa de su patrón, pero cuando llegaba, la vasija rota solo tenía la mitad del agua.

Durante dos años completos esto fue así diariamente, desde luego la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, pues se sabía perfecta para los fines para los que fue creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia imperfección y se sentía miserable porque solo podía hacer la mitad de todo lo que se suponía que era su obligación.
 
Después de dos años, la tinaja quebrada le habló al aguador diciéndole:
 
“Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo porque debido a mis grietas sólo puedes entregar la mitad de mi carga y sólo obtienes la mitad del valor que deberías recibir.”
 
El aguador apesadumbrado, le dijo compasivamente:
 
“Cuando regresemos a la casa quiero que notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino.” 

Así lo hizo la tinaja. Y en efecto vio muchísimas flores hermosas a lo largo del trayecto, pero de todos modos se sintió apenada porque al final, sólo quedaba dentro de sí la mitad del agua que debía llevar.
 
El aguador le dijo: ¿Te diste cuenta de que las flores sólo crecen en tu lado del camino?
 
Siempre he sabido de tus grietas y quise obtener ventaja de ello, sembré semillas de flores a todo lo largo del camino por donde tú vas y todos los días tú las has regado. Por dos años yo he podido recoger estas flores para decorar la casa de mi patrón. Sin ser exactamente como eres, él no hubiera tenido esa belleza sobre su mesa.
 
Cada uno de nosotros tiene sus propias grietas.
 
“Todos somos vasijas agrietadas, pero debemos saber que siempre existe la posibilidad de aprovechar las grietas para obtener buenos resultados."

“En la gran economía de Dios, nada se desperdicia”. 

Si sabes cuáles son tus grietas, aprovéchalas, y no te avergüences de ellas.

Si se lo permitimos Dios utilizará nuestras grietas para decorar la mesa de su Padre.


Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. (Efesios 2:10)

La Abuela

Un pequeño muchachito estaba contándole a su abuelita cuan mal iba “todo”: la escuela, los amiguitos, problemas de salud, etc.
 
Mientras tanto la abuela estaba horneando un pastel.
 
Entonces ella le preguntó a su nietecito si deseaba un bocado de algo, a lo que por supuesto él aceptó de inmediato. 

Sírvete un poco de harina – le dijo la abuela. 

¡Uacala abuelita! -contestó el niño.

¿Entonces que te parece servirte un par de huevos crudos? 

“¡Ni loco! ¡Que feo!” 

“¿Entonces tal vez te gustaría probar un poco de aceite de cocina o de polvo de hornear?” 

“Abuelita, qué te pasa? Todo eso es ¡Uacala!” 

A lo que la abuelita respondió: “En verdad, todas estas cosas se ven muy mal por sí solas. Pero cuando todas ellas son mezcladas de manera correcta, de ellas nace un pastel delicioso."

Dios trabaja de la misma manera. Muchas veces nos preguntamos por qué Él permite que pasemos por momentos y circunstancias tan malos.

Pero Dios sabe que ordenando todas estas cosas a Su manera perfecta, ¡éstas siempre obran para nuestro bien! Solamente tenemos que confiar en Él y, en su momento, las cosas malas que nos pasan se convertirán en algo maravilloso.!

Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.  (Romanos 8:28)

Purificador de Plata

Había un grupo de mujeres reunidas en su estudio bíblico semanal, y mientras leían el libro de Malaquías encontraron un versículo que dice: “Y Él se sentará como fundidor y purificador de plata”, este verso les intrigó en gran manera acerca de qué podría significar esta afirmación con respecto al carácter y la naturaleza de Dios. Una de ellas se ofreció a investigar el proceso de la purificación de la plata.

Esa semana la dama llamó a un Orfebre e hizo una cita para ver su trabajo. Ella no le mencionó detalles acerca de la verdadera razón de su visita, simplemente dijo que tenía curiosidad sobre la purificación de la plata.

Mientras observaba al orfebre sostener una pieza de plata sobre el fuego dejándolo calentar intensamente, él le explicaba que para refinar la plata, debía ser sostenida en medio del Fuego donde las llamas arden con más fuerza, para así sacar las impurezas.

En ese momento ella imaginó a Dios sosteniéndonos en un lugar así de Caliente.

Entonces recordó una vez más el versículo “Y Él se sentará como fundidor y purificador de plata”. 

Le preguntó al platero si era cierto que él debía permanecer sentado frente al fuego durante todo el tiempo que la plata era refinada.

El hombre respondió - ”SI”. No sólo debo estar aquí sentado sosteniendo la plata, también debo mantener mis ojos fijamente en ella durante el tiempo que está en el fuego, si la plata fuese dejada un instante más de lo necesario sería destruida.

La mujer se mantuvo en silencio por un momento y luego preguntó. 

-¿Cómo sabe cuando ya está completamente refinada?

El sonrió y le respondió: “Ah, muy simple. Cuando puedo ver mi imagen reflejada en ella.”

Si hoy sientes el calor del fuego, recuerda que Dios tiene sus ojos puestos en tí y continuará observándote hasta que vea su imagen en tí.


Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor. (2º  Corintios 3:18)