Cuerdas de amor

Cuando un niño está aprendiendo a caminar, algunas madres toman el extremo de una cuerda y lo amarran a la cintura del niño, controlándolo del otro extremo, de tal manera que le enseñan a caminar mejor. Cuando el niño aprende a caminar con más firmeza, la madre va poco a poco aflojando la cuerda, para que camine sólo. Pero, al ver que el niño va a tropezar o que se aproxima a algo peligroso, inmediatamente la madre vuelve a tomar firmemente del cordón, hasta que pase el peligro.
Así también actúa el Espíritu Santo en nosotros. Él nos hace sentir una paz interior cuando nuestro modo de actuar, pensar y hablar son conformes a la Palabra del Señor. Pero, cuando hablamos o actuamos por nuestra propia voluntad, sin obedecer la Palabra, sentimos un "halar de la cuerda". Esto es exactamente la enseñanza de la unción en nuestro interior (1 Juan 2:27). Cuando percibas que la cuerda divina te está halando ¡obedece inmediatamente!

(Madame Guyon)

No hay comentarios:

Publicar un comentario