
Cuando leo acerca de estas iglesias que predican prosperidad, mi
respuesta es: “Si no fuera cristiano, no quisiera serlo.” En otras
palabras, si éste es el mensaje de Jesús, no gracias.
Atraer a la gente hacia Cristo para hacerlos ricos es engañoso y
mortal. Es engañoso porque cuando Jesús mismo nos convocó, dijo cosas
como esta: “Cualquiera de ustedes que no renuncie a todo lo que tiene,
no puede ser mi discípulo” (Lucas 14:33.) Y es mortal, porque el deseo
de hacerse rico, provoca que “la gente se desplome en la ruina y en la
destrucción” (Timoteo 6:9.) Así que, he aquí mi súplica a los
predicadores del Evangelio.
1. No desarrollen una filosofía de ministerio que dificulta a la gente llegar al cielo.
Jesús dijo ¡“Cuan difícil será para aquellos que posean riquezas,
entrar en el Reino de Dios!” Sus discípulos estaban atónitos, como lo
deberían estar los muchos que están involucrados en el movimiento de
“prosperidad”. Entonces, Jesús siguió aumentando la sorpresa cuando
dijo: ”Es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja que una
persona rica entre al en Reino de Dios.” Ellos respondieron con
escepticismo, ¿”Entonces, quién puede ser salvado?” Jesús dice: “Para el
hombre es imposible, pero no lo es para Dios, ya que todas las cosas
son posibles para Dios” (Marcos 10:23-27.)
Mi pregunta para los predicadores de prosperidad es: ¿Por qué
querrían desarrollar un foco de ministerio que dificulta que la gente
llegue al cielo?
2. No desarrollen una filosofía de ministerio que enciende en la gente deseos de suicidio.
Pablo dijo, “Existe gran ganancia en la piedad con alegría, ya que
nosotros no hemos traído nada al mundo, y no podemos tomar nada del
mundo. Pero si tenemos alimentos y vestido, con ello estaremos
contentos.” Pero luego advirtió contra el deseo de ser rico. E
implícitamente, advirtió contra los predicadores que instigan el deseo
de ser ricos en vez de ayudar a la gente deshacerse de ello. Advirtió:
“Aquellos que desean ser ricos, caen en la tentación, en la trampa, en
muchos deseos insensibles y dañinos que desploman a la gente en la ruina
y en la destrucción. Ya que el amor por el dinero es la raíz de todos
los males. Es a través de este antojo que algunos han vagado alejándose
de la fe y se han retorcido por las puñaladas” (1 Timoteo 6:6-10.)
Entonces, mi pregunta a los predicadores de prosperidad es: ¿Por
qué querrían desarrollar un ministerio que incentiva a la gente
retorcerse sintiendo puñaladas y a desplomarlos en la ruina la
destrucción?
3. No desarrolle una filosofía de ministerio que incentive la vulnerabilidad donde la polilla y el oxido destruyen.
Jesús advierte contra el esfuerzo de almacenar tesoros en la
tierra. Es decir, Él nos dice que seamos generosos y no acumuladores de
fortuna. “Desean almacenar tesoros para sí mismos en la tierra donde a
polilla y el oxido la destruyen y donde los ladrones entran en sus
hogares y roban, en vez, acumulen tesoros para el cielo, donde ni la
polilla ni el oxido destruyen y done los ladrones no entran a robar”
(Mateo 6:19.)
Sí, todos nos quedamos con algo. Pero, dada la tendencia en
nosotros respecto a la avaricia, ¿por qué quitar la mirada de en Jesús y
voltearlo al revés?
4. No desarrollen una filosofía de ministerio que hace que el trabajo duro sea un medio para amasar fortuna.
Pablo dijo que no debemos robar. La alternativa radicaba en trabajo
duro con nuestras propias manos. Pero el propósito principal no era
meramente acumular o aun poseer. El objetivo radicaba en “tener para
dar.”Dejen que el Señor les dé trabajo para que trabajen con sus manos,
que tenga que dárselo a aquel que lo necesita” (Efesios 4:28) Esta no es
una justificación para volverse rico a los fines de dar más. Es una
convocatoria para hacer más y guardar menos, de tal modo que puedas dar
más. No hay motivo para que una persona que gana $ 200.000 debiera vivir
de un modo distinto de aquel que gana $80.000. Encuentre un estilo de
vida como en tiempos de guerra, reduzca sus gastos y luego regala el
resto.
¿Por qué querría Ud. incentivar a la gente a pensar que deberían
poseer riqueza para ser donantes generosos? ¿Por qué no incentivarlos
que lleven una vida simple y ser aun un donante más generoso? ¿No
añadiría a su generosidad el testimonio que Cristo, y no las posesiones,
es su tesoro?
5. No desarrolle una filosofía de ministerio que promueva menos fe
en las promesas de Dios de ser para nosotros lo que el dinero no puede
ser.
La razón por el cual el escritor para los hebreos nos dice que
debemos estar contentos con lo que tenemos radica en que lo opuesto
implica menos fe en las promesas de Dios. Él dice: “Mantén tu vida libre
del amor por el dinero y se feliz con lo que tienes ya que él ha dicho,
‘Jamás os abandonaré ni fallaré’ De tal modo que con confianza decimos
“El Señor es mi Salvador, no temeré, ¿qué me pueden hacer los hombres?”
(Hebreos 13:5-6.)
Si la Biblia nos dice que estar contentos con lo que tenemos honra
la promesa de Dios que jamás nos fallará, ¿por qué desearíamos enseñar a
la gente desear ser rica?
6. No desarrolle una filosofía de ministerio que contribuya a que su gente sea ahorcada hasta morir.
Jesús nos advierte que la palabra de Dios, la cual es dada para
darnos vida, puede ser ahorcada y desgarrada de cualquier efectividad
por parte de las riquezas. Él dice que es como una semilla que crece
entre espinas y es ahorcada hasta la muerte. “Ellos son los que
escuchan, pero a medida que recorren su camino son ahorcados por los…
ricos… de la vida y su fruto no madura.” (Lucas 8:14.)
¿Por qué querríamos incentivar a la gente a perseguir la misma cosa que Jesús advierte que nos ahorca hasta la muerte?
7. No desarrolle una filosofía de ministerio que quite el sazón a la sal y ponga la luz bajo un balde.
¿Qué es lo que hace que los cristianos sean la sal de la tierra y
la luz del mundo? No es la riqueza. El deseo de riqueza y el perseguir
la riqueza tiene el sabor y luce tal como el mundo. No ofrece al mundo
nada distinto de lo que ya cree. La gran tragedia de predicar la
prosperidad es que la persona no tiene que estar espiritualmente
despierta para poder abrazarla, sólo se necesita ser ambicioso. Hacerse
rico en nombre de Jesús no es la sal de la tierra ni la luz del mundo.
En esto, el mundo simplemente ve un reflejo de si mismo. Y si funciona,
lo compran.
El contexto de lo dicho por Jesús nos muestra qué son la sal y la
luz. Son la alegre voluntad de sufrir por Cristo. He aquí lo que dijo
Jesús: “Benditos sean los que son injuriados y perseguidos y sufran todo
tipo de males en su contra debido a mi nombre. Regocijaos y estén
contentos ya que su recompensa es grande en el cielo por eso
persiguieron a los profetas que vinieron antes que Uds. Uds. Son la sal
de la tierra… Uds. Son la luz del mundo.” (Mateo 5:11-14.)
Lo que hará que el mundo prueba (la sal) y vea (la luz) de Cristo
en nosotros no es que amemos la riqueza como ellos. En vez, será la
voluntad y la habilidad de los cristianos de amar a los demás a través
del sacrificio, regocijándose porque su recompensa está en el cielo con
Jesús. Esto es inexplicable en términos humanos. Es sobrenatural. Pero,
atraer a la gente con promesas de prosperidad es simplemente natural. No
es el mensaje de Jesús. No es por lo que Él murió para lograr.
By John Piper. © Desiring God.
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