Todo proviene de Jesús

"Todas las mañanas cada uno recogía la cantidad que necesitaba." (Éxodo 16:21)

Trabaja para mantener un sentido de tu entera dependencia de la buena voluntad del Señor, así perdurarán tus más ricos deleites espirituales.

Nunca trates de vivir del maná viejo ni de buscar ayuda en Egipto. 

Todo debe provenir de Jesús, pues de otra forma estás perdido para siempre.

La unción vieja no alcanzará para impartir unción en tu espíritu, sobre tu cabeza debe haber aceite recién vertido, proveniente del cuerno de oro del santuario, o cesará de tener gloria.

Hoy puedes estar sobre la cima del monte de Dios, pero Aquel que te puso allí debe mantenerte en ese lugar o te hundirás mucho más rápido de lo que te imaginas.

Tu montaña solo permanece firme cuando Él la pone en un lugar, si Él esconde su rostro, pronto tendrás problemas.

Si el Salvador quisiera, no hay una sola ventana por la que ves la luz que Él no podría oscurecer en un instante.

Josué pidió que el sol se detuviera, pero Jesús puede hacer que quede en total oscuridad.

Él puede retirar el gozo de tu corazón, la luz de tus ojos y la fortaleza de tu vida.

En sus manos yace tu consuelo y a voluntad suya pueden retirarse.

Esta dependencia a nuestro Señor ha sido establecida, pues Él solo permite que oremos "el pan nuestro de cada día" y solo promete que "como nuestros días serán nuestras fuerzas". 

¿No es lo mejor para nosotros que sea así, que con frecuencia debamos acudir a su rostro y constantemente ser recordados de su amor?

Oh, qué rica la gracia que nos suple constantemente y que no se detiene a causa de nuestra ingratitud.

La lluvia dorada nunca cesa y la nube de bendición se posa cada vez más sobre nuestra habitación.

Oh Señor Jesús, nos inclinaremos a tus pies, conscientes de nuestra inhabilidad de hacer nada sin ti, y por cada favor que tenemos el privilegio de recibir, debemos adorar tu bendecido nombre y reconocer tu inagotable amor.

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