“Esto traigo a mi corazón, por
esto tengo esperanza: Que las misericordias del SEÑOR jamás terminan,
pues nunca fallan sus bondades; son nuevas cada mañana; ¡grande es tu
fidelidad!”
Lamentaciones 3: 21-23
(Versión La Biblia de las Américas)
La Misericordia de Dios ¿Qué
puedo decir?, el texto que acabamos de leer lo dice todo. Y es que sin
duda Dios es Misericordioso con nuestra vida, creo que si cada uno de
nosotros obtuviera el pago que merecen nuestras acciones, hoy no
estarías ni leyendo estas líneas.
Y es que somos así, pecadores por
naturaleza, seducidos a caer en los deseos engañosos de la carne,
propicios a fallar una y otra vez, pero en medio de todo eso, hay algo
que nos detiene a no dejarnos dominar por una vida total de pecado y es
el hecho de que Dios nos amó y dió su vida por nosotros para que ahora
podamos ser libres de las cadenas del pecado.
Ahora decía Pablo, ya no vivo yo, más
Cristo vive en mí, ahora ya no somos esclavos del pecado, sino hijos de
Dios, coherederos con Cristo Jesús y testigos de la Gracia Divina y de
la Misericordia increíble de Dios.
Quizás los últimos días te has sentido
muy mal, por algún error que cometiste, quizás te dejaste llevar por tus
bajos instintos y fallaste, a lo mejor tenías mucho tiempo de no caer en
esa área de tu vida que tanto trabajo te ha llevado superar, y volviste
a lo mismo.
Puede que te hayas sentido triste porque
consideras que Dios no se merece lo que has estado haciendo, quizás
dentro de ti hay hasta vergüenza de llegar delante de Dios y pedirle que
te perdone una vez más, no encuentras que cara poner delante de Él, que
palabras decir, porque quizás no hay palabras que justifiquen tu
accionar, simplemente estas avergonzado de tu andar.
Por un momento en tu mente hay toda
clase de voces que te dicen que eres un derrotado, que no eres capaz de
ser fiel, que no eres digno de ser un hijo de Dios, que solo estas
engañándote a ti mismo y tratando de engañar a los demás, que por más
que lo intentes siempre caerás en lo mismo y toda clase de voces que lo
único que quieren es hacerte retroceder de una vez por todas para que
vuelvas a tu vida antigua separado de Dios.
Pues hoy Dios quiere que comprendas que Él jamás te ha juzgado, que nunca te ha señalado con el dedo para
acusarte de algo, al contrario, siempre ha extendido sus brazos para que
vengas a Él y recibas su abrazo, siempre ha estado allí levantándote en
cada caída, en cada tropiezo, y es que así es Él, grande en Gracia y
Misericordia.
Por nuestras acciones merecemos castigos severos, pero es allí en donde entra en acción la MISERICORDIA DE DIOS, que no te da el pago que mereces, sino el que no mereces.
Cuesta entenderlo con nuestra mente
humana, pues ¿Cómo es posible que esto sea tan contradictorio?, pues así
es, la Biblia nos enseña que CADA MAÑANA sus MISERICORDIAS se RENUEVAN sobre nuestra VIDA.
Eso quiere decir que cada mañana Dios tiene MISERICORDIA
nueva sobre tu vida, por tal razón no es hora de querer tirar la
toalla, de querer colgar los guantes y menos de echar todo por la borda
porque no te consideras digno de este CAMINO.
El anhelo de Dios es que aceptes su MISERICORDIA, que te perdones a ti mismo porque él ya te ha perdonado, pues cuando le pides perdón él jamás se negará a dártelo.
Es hora de darle valor a esa MISERICORDIA la
cual Dios ha tenido sobre nuestra vida, ¿Cómo? A través de no
rendirnos, a través de intentar cada día mejorar nuestras vidas, a
través de reconocer que su MISERICORDIA ha sido tan grande sobre nuestras vidas y por lo cual se merece nuestra FIDELIDAD TOTAL.
Ya no te quejes más, ya no pongas más
excusas, no te sientas indigno, no tengas vergüenza, pídele perdón al
Señor de corazón e intenta no volverlo a hacer, Dios te llenará de su MISERICORDIA y la RENOVARÁ día tras día sobre tu vida.
Sin lugar a dudas como Jeremías lo dijo:
¡Grande es tu Fidelidad!
Autor: Enrique Monterroza
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