Las excusas tienen la patente de Adán, el primer hombre sobre la faz de la tierra tuvo que recurrir a la ahora tan famosa “excusa”.
¿Cuántos de nosotros en un momento
determinado hemos tenido que recurrir a ella?, no me digas que nunca, la
mayoría de nosotros ya sea por necesidad, por placer o por simple
herencia pecaminosa recurrimos a ella.
La mayoría de nosotros vemos a Adán como
una persona que no necesitaba poner una excusa para reconocer el pecado
tan obvio que había cometido.
Pero, ¿Alguna
vez te has dado cuenta que nosotros hacemos lo mismo?, así como Dios
había dicho a Adán y a Eva que no comiesen del árbol de conocimiento del
bien y del mal, así mismo hoy en día la Biblia
es la Palabra de Dios escrita para nuestras vidas, la cual nos enseña
el sendero por donde tenemos que transitar, es decir que no tenemos
excusas que poner delante de Dios, pues el mismo Padre de la luces nos
ha mostrado que hacer y que no hacer para poderlo agradar.
¿Cuántas excusas seguirás poniendo al
Señor para servirle?, ¿Cuántas excusas más para agradarlo?, ¿Cuántas
excusas más sobre el por qué pecas?, es hora de llegar delante de tu
Padre y reconocer tu debilidad, pedir perdón y prometerle que trataras
de no volverle a fallar.
Es de Adanes fallar, pero es de Perdonados no quererlo volver a hacer.
Dios quiere gente sincera que reconozca
sus errores y que deje a un lado las excusas, personas dispuestas a no
volver a fallar porque reconocen que Dios los ha llamado a Santidad y no
a Pecado.
Autor: Enrique Monterroza
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