“Y sus hermanos le tenían envidia, mas su padre meditaba en esto”. (Génesis 37: 11)
La mayoría de nosotros conocemos la
historia de José hijo de Jacob, aquel joven que era diferente no porque
quisiera, sino porque Dios tenía un llamado especial en su vida,
agregado a esto Jacob lo tenía por mucha estima quizás un poco más que a
sus otros hijos, esto hacia que sus hermanos le tuvieran envidia.
Si a esto le agregamos también que Dios
había dotado a José como un soñador e interpretador de sueños, cosa que
hacía que sus hermanos tomaran más envidia sobre el, debido a su
interpretación.
Dime tu, ¿Qué podemos hacer cuando Dios
ha tenido a bien dar un talento a otro que no seamos nosotros?,
realmente no podemos hacer nada, ¿Tenía culpa José de que Dios le
hubiera dado este lindo talento?, ¿Tenía culpa José de que Dios lo
quisiera utilizar en gran manera? Realmente no, pero la envidia no mide la
voluntad de Dios, sino que es un sentimiento que sólo puede nacer en un
corazón con mucha falta de humildad y sometimiento a Dios.
Al igual que José hay muchos que sufren
en sus congregaciones debido a que hermanos “líderes” le tienen envidia
porque a lo mejor sus talentos son mucho mejores que los de el. ¿Tienes
culpa de tener más creatividad que tu líder?, ¿Tienes culpa de ser más
usado por Dios?, ¿Tienes culpa de hallar más gracia delante de la gente
que el mismo pastor?, NO, no tienes culpa, son preceptos de Dios, es la
voluntad soberana de Dios que ha permitido que eso suceda, entonces ¿Por
qué la cochina envidia?
Bueno, la envidia denota la falta de
capacidad del que la tiene, falta de capacidad como para poder llegar al
nivel del envidiado. Un corazón que ame a Dios y quiera hacer su
voluntad, jamás tendrá envidia, porque ese corazón reconocerá que todo
don perfecto desciende de lo alto del Padre de la luces (Santiago 1:17).
Hermanos amados, jamás envidiemos a la
gente que tiene mejor capacidad que nosotros, jamás envidiemos a las
personas que tienen más respaldo de Dios que nosotros mismos, por favor
no quieras interferir en lo que Dios quiere hacer en esas personas. No
vendas a tu hermano, porque si lo vendes aun con eso el llegará a ser
segundo en Egipto porque Dios lo respaldará.
Tu puedes vender, golpear, tratar mal a
aquel que envidias, pero aun con todo eso JEHOVA CUMPLIRA SUS PROPOSITOS
EN EL, luego con el transcurrir de los años tendrás que ir a rogarle
que te de alimento.
Como líderes tienen que mantener su
corazón sano de ese sentimiento negativo que de no tener cuidado te
puede llevar a la derrota espiritual. En lugar de tener envidia sobre
alguien es mejor respaldarlo, puesto que si Dios esta con El, a ti
también te conviene estar del lado del Señor.
Hay personas que son mejores que
nosotros, ¿Pero he de tener envidia de ellos?, espero que no, porque no
es del que quiere, ni del que corre, sino del que Dios tiene
misericordia (Romanos 9:16).
La envidia es la plataforma que lleve a la humillación segura.
Autor: Enrique Monterroza
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