“Él, respondiendo, les dijo: Os digo que si éstos callaran, las piedras clamarían”. (San Lucas 19: 40)
La entrada de Jesús a Jerusalén era tal y
como se había profetizado, la gente estaba feliz de ver como el Hijo de
Dios venía a ellos, daban grandes voces declarando bendito a Jesús, sin
duda la gente no podía callar porque los mismos hechos hablaban de
Jesús.
Los fariseos no contentos por estos
gritos y exclamaciones le pidieron a Jesús que callara a sus discípulos,
como diciendo: “no permitas estas herejías”, pero Jesús como siempre
sabiamente les contesto: “Os digo que si éstos callaran, las piedras
clamarían”, como diciendo: “esto no se puede callar, pues es la verdad”.
La semana pasada experimenté dos
momentos muy lindos en donde pude hablar personalmente de Cristo a
personas que no son cristianas.
Quiero compartirte una de esas experiencias:
Estaba en mi casa junto a mi esposa
Yamita y mi hijo Uziel cuando a eso de las ocho de la noche tocaron la
puerta, no acostumbramos a tener visitas a esa hora, pero sorprendidos
por los toques abrí la puerta y me encontré con dos personas con Biblia
en su mano, una de ellas de unos 38 años y otra quizás de unos 19 años,
realmente me sorprendió la hora en la que andaban predicando. Da la
casualidad que yo vivo detrás de una Iglesia Cristiana, por lo que me
imagine que de esa Iglesia andaban invitando o predicando, entonces la
señora me dice: “queremos compartirle un versículo bíblico”, me invadió
la curiosidad y le pregunte: “¿En que Iglesia se congregan?”, ella me
dijo: “Somos testigos de Jehová”, la verdad me sorprendió la disposición
que tenían de andar a esas horas de la noche tocando puertas cosa que
tendríamos que imitar y mejorar, pero no es ese el punto.
Bueno la mayoría de nosotros cuando un
testigo de Jehová toca la puerta nos paramos a escuchar todo lo que
tiene que decir hasta que se vaya, quizás por respeto, quizás por no
entrar en contienda o quizás porque es un conocido suyo, bueno hasta esta
vez siempre los había escuchado, pero nunca había compartido ni
comparto su doctrina, entonces por un momento el Espíritu Santo de Dios
me redarguyó y me hizo ver que el error que nosotros cometemos es el de
quedarnos callados a esperar que terminen de hablar todo lo que tengan
que hablar para luego despedirlos y me puso en el corazón que tenía que
compartirles las verdades del evangelio y presentarles a Jesús como su
único y suficiente Salvador. Ya te has de imaginar lo dicifil que sería, pero Dios me lo puso en el corazón y lo tenía que hacer, así que
comencé.
Ellos tienen una doctrina muy equivocada
sobre los aspectos bíblicos, por lo que serenamente y con amor comencé a
quererlas reconvenir, claro está que me basé en versículos bíblicos los
cuales les pedía que buscaran en su Biblia, por un momento parecía que
el que había ido a visitarlas era yo y no ellas a mi, el Espíritu de
Dios comenzó a darme palabras, a darme versículos y a dirigirme a sus
doctrinas herradas para reconvenirlos, hubo un momento en donde ellas no
tenían nada que decir, se miraban una a otra como diciéndose: “tiene
razón de lo que dice”, mientras no tenían como refutar lo que con
Palabra en mano les estaba explicando, mientras hablaba sentía como el
Espíritu de Dios recorría mi cuerpo y como mis palabras dirigidas por el
Señor estaban impactando sus vidas, era algo lindo ver como esas dos
personas estaban reflexionando sobre su camino. Les presente el plan de
salvación y les hice ver lo que se necesita para agradar a Dios, al
final la semilla quedó sembrada y se que dará su fruto.
Lo que quiero decirte es que muchas
veces estamos callando cuando es necesario que hablemos, muchas veces no
le hablamos a nuestro vecino sólo porque sabemos que es testigo de
Jehová, mormón, católico o de otra religión. ¿No será que por eso
necesitamos hablarles de Cristo y mostrarles el verdadero camino?, pero
a nosotros la misma pena o “respeto” a su religión nos está evitando
hablar lo que Jesús quiere que hablemos.
Hermanos, es hora de hablar de Cristo,
su venida está cerca, hemos recibido una gran comisión y muchas veces no
la estamos realizando, otros quieren ir a predicar a cientos de países
pero no son capaces ni de hablarle de Cristo a su familiar, entonces
¿Cómo iras a las naciones?
Es momento de pararnos firmes y comenzar
a realizar lo que desde un principio tendríamos que hacer, HABLAR DE
CRISTO, presentar el plan de salvación, hablar de sus maravillas y
prodigios, demostrar con nuestro testimonio que Dios nos ha cambiado y
que ahora somos nuevas criaturas.
¿Qué estas esperando para hablar de Cristo?, ¿Esperaras que una piedra hable por ti?
Autor: Enrique Monterroza
No hay comentarios:
Publicar un comentario