Un día su pelotón fue asignado para custidiar un cañón atómico de 280
milímetros. Powell alertó a sus hombres, cargó su pistola calibre 45 y saltó
dentro de su jeep.
Después de un pequeño recorrido, se percató que ya no tenía su pistola 45.
Sabiendo muy bien que la pérdida de un arma era considerada un asunto serio,
llamó de mala gana por radio a su capitán Tom Miller.
Cuando Powell regresó, el capitán Miller le dijo:
“Tengo algo para usted”, y le entregó a Powell su pistola. Le dijo: “Algunos
niños del barrio la encontraron donde se le cayó de su cartuchera”. Powell
sintió un escalofrío.
¿La habían encontrado niños?
“Sí”; continuó Miller, por suerte solamente dieron una vuelta antes de oír
nosotros el tiro y quitarles la pistola. Miller concluyó: “Por el amor de Dios,
hijo, no permitas que esto ocurra otra vez”.
Powell revisó más tarde su pistola y comprobó que no había sido disparada. La
había perdido dentro de su tienda de campaña. Miller había urdido esa historia
para darle un susto.
Powell concluyó su relato: “Su ejemplo de liderazgo inteligente no se perdió
en mí. Nadie llegó jamás a la cima sin resbalar. Cuando alguien tropieza, no
creo que hay que pisarlo fuerte. Mi filosofía es: Levántalo, sacúdele el polvo y
ponlo nuevamente en carrera”.
El hombre que no se equivoca,
generalmente no hace nada.
generalmente no hace nada.
Salmo 37:24
Cuando caiga, no quedará derribado, porque el Señor sostiene su mano.
Cuando caiga, no quedará derribado, porque el Señor sostiene su mano.
Fuente:El libro devocionario de Dios para Hombres, editorial Unilit.
Fuente: www.renuevodeplenitud.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario