Si viéramos uno de estos ópalos en el aparador de un joyero, preguntaríamos por qué estaba allí.
Es
opaco, sin lustre, y sin hermosura. Pero si lo colocamos por un
instante en la mano, brillará exhibiendo todos los colores del arco
iris. Necesita el calor de la mano humana para poder lucir su hermosura.
En el mundo hay muchas vidas que son sombrías, sin hermosura y sin
cariño que están esperando el toque de una mano amiga y la simpatía de
un corazón humano; esperan que las comuniquemos con Aquel que puede
transformarlas hasta que brillen cual joyas en su corona eterna.
Con cuerdas humanas los atraje, con cuerdas de amor. (Oseas 11:4)
Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. (Juan 15:13)
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