Y Cristo, en los días de su
carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran Clamor y lágrimas al que le
podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente.
(Hebreos 5:7)
En el evangelio de Mateo 26, podemos
observar con claridad, que cuando nuestro amado Señor Jesucristo, se
encontraba en Getsemaní, lo que significa; prensa de aceite…durante la
madrugada estuvo ahí orando, con ruegos y súplicas, pidiendo al Padre
Celestial, que si él quería pasara la copa del sufrimiento que venía a
su vida a través de la cruz del calvario…cuando llego a la epístola de
los Hebreos capitulo 5:7, me doy cuenta que Jesús estaba dispuesto a que
se cumpliera la voluntad de su Padre, sin embargo observo, que había
algo que impedía que el Señor se pudiera rendir ante lo que ya estaba
destinado para Él, destinado desde antes de la fundación del mundo…y era
que en su humanidad, ya que recordemos que él era 100% hombre, 100%
Dios, pero en ese cien por ciento hombre, el temor lo había paralizado, a
tal grado que el sudor, se convirtió en grandes gotas de sangre.
Los científicos han comprobado que
cuando un ser humano, es sometido a fuertes presiones, como por ejemplo
una condena de muerte, los vasos capilares se rompen, a causa de la
enorme presión del sistema nervioso, y en más de algún comentario he
encontrado, que esto fue probablemente lo que le sucedió a Jesús…el
temor a pasar, por todo aquello que le esperaba, era devastador dentro
de su corazón…pero algo que me ha maravillado, al encontrar en una
versión bíblica, llamada Versión Moderna, encuentro este versículo de
Hebreos 5:7, que dice así; El cual Jesús, en los días de su carne,
ofreció oraciones y también súplicas, con vehemente clamor y lágrimas, a
aquel que era poderoso para librarle de la muerte; y fue oído y librado
de su temor…Dios lo había enviado con un propósito específico a esta
tierra, y era a morir en la cruz por los pecados del mundo…Juan 3:16,
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida
eterna….y Jesús lo sabía, él conocía perfectamente para que había
venido.
Porque he descendido del cielo, no para
hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió (Juan 6:38) pero, el punto es
que con todo y que Jesús lo sabía, en el momento llegado del arresto, y
todo aquello que le sobrevendría…su corazón se estremeció en gran
manera…y cuando el oraba, clamaba y le suplicaba a aquél, que le podía
librar de la muerte, la Biblia
nos enseña, que su oración fue oída…pero no para librarle de lo que ya
estaba escrito que pasaría,…sino que el poder del Altísimo, vino para
investirlo y llenar todo su ser de una total aceptación y por lo tanto
obediencia y rendición, llevándose así, todo temor que había inundado su
corazón
¿cuántas veces hemos sido sometidos a presiones angustiosas?
Quizás debido a la enfermedad de uno de nuestros hijitos, o por el
abandono o traición de nuestro cónyuge, o tal vez un diagnóstico
médico…no sé si has tenido que llegar a Getsemaní, a la prensa de aceite
del cielo, donde será extraído el aceite desde lo más profundo de tu
corazón.
A través del dolor, la aflicción, o
angustia….donde generalmente la oración, el clamor tiende a hacerse,
para que nuestro Dios y Señor extienda su misericordia y nos quite la
piedra, la prueba que esta matándonos de dolor…y sé que El Señor, podría
quitarla, como pudo quitar, la copa del dolor de Jesús….y es aquí donde
quiero que escuches con mucha atención….si Él nos quita, o nos hubiera
quitado esa cruz, en el momento en que la hemos tenido que llevar…no
seríamos lo que ahora somos en Él…
Todos aquellos que viven evitando el
Getsemaní, que van por ahí, lamentándose, y huyendo de la cruz…jamás
verán la gloria de Dios aquí en la tierra…nunca podrán experimentar la
gloria de la victoria de la mano del Creador
Porque la verdad es
esta…cuando el tiempo de la prueba pasa, y la has pasado tomada de la
mano de tu Señor, y no de la de los hombres…jamás serás el mismo hombre,
jamás serás la misma mujer.
Primero porque habrás conocido un poco más a
tu Dios y Señor, y dos, porque serás más fuerte, y grande en Cristo
Jesús.
Cuánta sabiduría necesitamos en medio de la prueba…ya que si hoy
evadimos esas aguas o ese fuego, más adelante de todas maneras tendremos
que pasarlo…ya que cuando nuestro Señor ha determinado algo para
nuestra vida, es en vano que sigamos evadiéndolo.
Y de igual manera el Espíritu nos ayuda
en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo
sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos
indecibles (Romanos 8:26)
Cuando el temor nos paraliza, cuando estamos en Getsemaní,
muchas veces no sabremos como orar, ya que la mente se turba, el corazón
tiembla…y quieres gritar, o sencillamente escapar.
Peero hoy te invito en
el poderoso nombre de Jesús, para que le pidas a tu Rey y Señor, que no
se haga tu voluntad, sino la suya, y tu oración, será oída, no para
quitar la prueba, pero sí el temor que te ha paralizado…y cuando hayas
pasado…veras la gloria de Dios aquí mismo en la tierra…y nunca jamás
serás el mismo.
Querido amigo, querida amiga…como
siempre dos opciones, o clamamos para que nos sea quitada la prueba que
viene del cielo o nos humillamos ante el Dios de la prueba, para que
quite todo temor y venga la aceptación ante su perfecta voluntad! tu
decides!
Por: Elsa de Morán
Fuente: www.renuevodeplenitud.com
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