Esta semana leía en alguna parte un artículo que hablaba de que la generación de hoy en día es la que menos sabe de la Biblia.
Al leerlo sentía un cierto sentimiento de entre enojo e impotencia porque me doy cuenta que en parte es verdad.
La gente vive hoy en día a base de la
experiencia popular, olvidándose de vivir según lo que Dios ha
estipulado a través de su palabra, pero: ¿Cómo vivir según la voluntad
de Dios, si no se lee la Biblia?
Es difícil tratar de ser guiados por Dios, mientras no forjemos en nosotros un hábito de lectura y especialmente de lectura de la Biblia.
Y es que la generación de hoy en día podemos dedicar cuatro o cinco
horas al Facebook, a Youtube, a Twitter u otra red social, pero jamás le
dedicarías ese tiempo a la lectura de la Palabra de Dios y luego nos preguntamos, “¿Por qué las cosas no me salen bien?”.
Mientras escribo esto Dios me lleva a leer el siguiente pasaje:
“Y estas palabras que yo te mando
hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás
de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y
cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas”. (Deuteronomio 6:6-9 RV 1960)
Sinceramente me duele el corazón darme
cuenta, que poco a poco hemos ido sustituyendo nuestra relación personal
con Dios por cosas vanas que no traen edificación a nuestra vida y que
nos vuelven más vulnerables a los ataques diarios del enemigo.
¿Qué estamos haciendo?, ¿Qué generación
vamos a forjar?, Si nosotros somos como somos, ¿Cómo será la próxima
generación? ¡Que Dios nos ayude!
Cada uno de nosotros tenemos el deber de
cambiar la historia, todos juntos podemos hacer que la próxima
generación sea de hombres y mujeres llenos del Espíritu, que busquen a
Dios con todo su corazón, que basen su vida en la Biblia y que puedan hacer mejores cosas de las que nosotros hicimos.
¿Y cómo podemos cambiar esto?, comenzando desde nosotros mismos, practicando diariamente la lectura y reflexión de la Biblia,
no basta solo con leerla, tienes que reflexionarla.
Dedicando
diariamente un tiempo especial para el Señor, así como se lo dedicas
para tantas cosas que haces a diario y que no tienen mucho provecho.
Sirviendo con un corazón sincero y humilde al Señor en cualquier área
que se pueda y sobre todo viviendo cada día como que si fuera el último
día de nuestra vida, tratando de ser mejores personas, mejores
discípulos y mejores hijos de Dios.
¿Cómo quieres ser recordado en la historia?
Personalmente quisiera ser recordado
como un hombre que a pesar de sus miles de imperfecciones, trató e
intentó cada día agradar a Dios y aunque muchas veces falló en el
intento, jamás se dió por vencido y lo intentó tantas veces como pudo.
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