La historia bíblica de José siempre tiene mucho que enseñar, en más de una ocasión he escrito sobre ella, y recordando ciertos pasajes, hoy reflexionaba sobre uno en especial que se da en el momento en que José les descubre a sus hermanos quien era realmente él.
José no pudo soportar más seguir sin
decirles a sus hermanos quien era él, por lo que ordenó a todos sus
ayudantes que salieran de la habitación donde se encontraban y con lágrimas en sus ojos les dice: “A
sus hermanos les dijo: —¡Yo soy José! ¿Vive mi padre todavía? Y se echó
a llorar. Fue tanto lo que lloró, que todos en Egipto y en el palacio
del rey llegaron a saberlo. Sin embargo, sus hermanos se asustaron tanto
de verlo vivo que no pudieron responderle” Génesis 45:2-3 (Traducción
en lenguaje actual).
Era un momento muy emotivo, era una impresión muy fuerte para sus hermanos, pero sobre todo era una muestra del verdadero corazón que tenía José, un corazón perdonador, pero sobre todo, un corazón que reconocía el propósito de Dios.
José les dice unas palabras a sus hermanos, que son las que más me hacen reflexionar, son las siguientes:
“Como pueden ver, no fueron ustedes los que me enviaron acá, sino que fue Dios quien me trajo. Él me ha convertido en amo y señor de todo Egipto, y en consejero del rey”.
Génesis 45:8 (Traducción en lenguaje actual)
Leer esta parte de la historia me hace reflexionar mucho sobre lo que realmente vale la pena en la vida. Hablo de reconocer realmente los propósitos de Dios pero sobre todo, reconocer el Plan de Dios para con nuestra vida.
Si tú conoces la historia, sabrás que
sus hermanos le tenían envidia a tal punto de venderlo a unos
comerciantes y explicarle a su padre que había sido devorado por leones.
Fué vendido por los comerciantes a Potifar jefe de la guardia del
palacio, la mujer de Potifar lo acusó falsamente de violación, fue
echado a la cárcel por algún tiempo, luego lo mandan a llamar para
revelar un sueño que el Faraón había tenido y como resultado de sus revelación Faraón decide ponerlo como segundo después de Él en Egipto.
José entendía que TODO lo que había pasado tenía un propósito, y ese propósito se estaba cumpliendo ahora en su vida.
Era fácil echarle la culpa a sus
hermanos, o a la esposa de Potifar o a cualquier otra persona que tuvo
que ver con todo el proceso difícil que tuvo que pasar en su vida, pero
sin embargo José no lo veía de esa manera, el dijo lo que pensaba: “Como pueden ver, no fueron ustedes los que me enviaron acá, sino que fue Dios quien me trajo…” Génesis 45:8a (Traducción en lenguaje actual).
Esta parte de la historia me hace comprender que TODO lo que pasa en nuestra
vida, por muy difícil que sea, por muy duro que parezca y aun cuando no
la hemos pasado nada bien, al final veremos cumplido el Plan de Dios en nuestras vidas.
Quizá en este momento te encuentres con
la envidia de tus hermanos, quizá has sido vendido a mercaderes, quizá
estes sirviendo a un jefe de la guardia, puede que estes siendo acosado
por alguien, o quizá te están acusando falsamente de algo que nunca
hiciste. Puede que te encuentres en una cárcel sólo y abandonado, pero
aun en medio de todo ello, DIOS TIENE UN PLAN para tu vida que se ha de cumplir.
No le eches la culpa a los que te tienen
envida, ni a los que te venden, ni a los que te acusan falsamente,
menos a los que te echen a la cárcel, porque es Dios quien está
cumpliendo un propósito en tu vida.
El camino parecerá duro y en ocasiones nos sentiremos sin fuerzas o simplemente abandonados, pero no olvides algo:
“pero el SEÑOR estaba con José en la cárcel y le mostró su fiel amor.
El SEÑOR hizo que José fuera el preferido del encargado de la cárcel”
Génesis 39:21 (Nueva Traducción Viviente).
No importa en qué etapa estés, no
importa que tan mal lo estés pasando, ni la fría y solitaria “cárcel” en
la que en este momento te encuentras, si algo debes de saber y estar
seguro es: “Dios está allí contigo”.
José entendió, que todo lo que le había
acontecido a su vida, llevaba un objetivo claro, y ahora que estaba en
el lugar donde se encontraba, como administrador de Egipto, como segundo
después de Faraón, no tenía palabras de rechazo, menosprecio, queja o
resentimiento contra nadie, simplemente reconoció que DIOS TENIA UN PLAN.
El Plan de Dios siempre es perfecto, y
aunque en ocasiones pareciera muy duro y difícil de cumplir, tenemos que
tener la certeza que se cumplirá, porque ÉL YA TIENE UN PLAN.
Así mismo Dios tiene un Plan para tu
vida, dicho plan se está llevando a cabo, nunca te quejes, no
menosprecies lo que estás viviendo, no reclames, ni le eches la culpa a
nadie, simplemente confía en que Dios estará en todo el proceso contigo y
que al final reconocerás que TODO era un PLAN PERFECTO trazado por Él mismo para tu vida.
¡Dios tiene un Plan, por lo tanto Confía!
Autor: Enrique Monterroza
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