El pastel de tía Matilde

Uno de los dogmas fundamentales del materialismo científico es que la ciencia es el único medio objetivo para alcanzar el conocimiento. El filósofo y matemático Bertrand Russell lo explica de este modo: “Todo conocimiento alcanzable ha de ser alcanzado por medio de métodos científicos; lo que la ciencia no puede descubrir, la humanidad no puede saberlo”. Esta es una declaración auto contradictoria, porque no puede ser probado científicamente que la ciencia sea el único paradigma objetivo de conocimiento; pero también limita considerablemente lo que podemos saber con certeza.

John Lennox ilustra este problema con el siguiente ejemplo: Supongamos “que mi tía Matilde ha preparado un delicioso pastel y que invita a un grupo de científicos de renombre mundial a analizarlo. El experto en nutrición nos informará del contenido en calorías del pastel y su efecto nutritivo; el bioquímico nos hablará de las proteínas, las grasas, etc., del pastel; el físico estudiará la estructura atómica y molecular de sus partículas fundamentales y el matemático propondrá elegantes ecuaciones que describan el comportamiento de esas partículas.”

Luego de que hayan hecho todo eso, “¿podemos decir que el pastel ha quedado completamente explicado?” Obviamente no. Si preguntamos a este grupo de expertos por qué fue hecho el pastel, no tendrían nada que decir. A menos que la tía Matilde nos revele su motivación, ninguno de ellos sería capaz de responder esa pregunta. Y sería absurdo suponer que, porque la ciencia no puede darnos la respuesta, no tenemos otro medio de obtenerla o, lo que es aún peor, que la respuesta no existe.
Como bien ha dicho Sir Peter Medawar, premio Nobel de Medicina en 1960: “La existencia de un límite para la ciencia… se pone de relieve en su incapacidad de responder a preguntas infantiles elementales sobre las primeras y las últimas cosas, como por ejemplo: ‘¿Cómo comenzó todo? ¿Para qué estamos aquí? ¿Qué sentido tiene la vida?’”
La ciencia es un medio para adquirir conocimiento, pero no es el único. También tenemos las Sagradas Escrituras donde Dios nos revela lo que necesitamos saber sobre Sí mismo, sobre la creación y sobre la historia. Sin esa revelación nuestro conocimiento sería severamente limitado. Quedarían sin respuestas todas las preguntas concernientes al significado de la vida, la forma como debemos vivirla o nuestro destino final.
© Por Sugel Michelén. Todo pensamiento cautivo.

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