En el post anterior
estuvimos hablando de cómo entender la mundanalidad a la luz de lo que
la palabra revela. La conclusión a la que llegamos es que un
comportamiento mundano es aquel que se conforma a los patrones del
mundo, y por tanto viola el estándar de Dios. Esto va mucho más allá de
los comportamiento extremos a los que regularmente nos referimos cuando
pensamos en algo mundano. En este sentido, las principales causas de la
mundanalidad pudieran ser resumidas en tres: a) ignorancia de la palabra
de Dios; b) falta de discernimiento y c) una incorrecta percepción de
lo que es el pecado. Nosotros no entendemos correctamente lo que es el
pecado, y por tanto no diferenciamos correctamente lo que es pecaminoso
de lo que es santo.
Entender lo que es la mundanalidad sin
definir lo que es el pecado es una imposibilidad. En el griego del Nuevo
Testamento, hay dos vocablos principales que son traducidos a nuestro
idioma como “pecado” . El primer vocablo es hamartia (άμαρτία), que implica errar al blanco. La segunda palabra es parabasis
(παράβασις), que implica traspasar una línea. Con estas dos
definiciones yo puedo entender que al pecar traspasamos la línea que
Dios ha establecido, para que yo viva dentro de ese límite. Cada acción
pecaminosa significa, a la luz de lo visto, que no he “dado en el
blanco”. En otras palabras, cada vez que yo no vivo a la altura que Dios
ha señalado para el cristiano, entonces estoy errando al blanco y por
tanto pecando.
Otra manera de cómo entender lo que es
pecaminoso para mí es esta definición de Susana Wesley, que yo creo que
es una de las mejores definiciones de pecado que yo haya podido
entender. Su definición es esta: “Pecado es cualquier cosa que
debilite tu razonamiento, altere la sensibilidad de tu conciencia,
oscurezca tu apreciación de Dios, o te quite la pasión por las cosas
espirituales. En pocas palabras, cualquier cosa que aumente el poder o
la autoridad de la carne sobre tu espíritu... eso para ti se convierte
en pecado, independientemente de cuan bueno sea en sí mismo”.
Podemos ver claramente que hay cosas que
para mí son pecaminosas, y quizás hasta altamente pecaminosas, que en
algunos casos para el otro no lo es. Yo no creo que pudiéramos
establecer eso como un patrón, porque creo que en la palabra de Dios
queda muy claro que aquello que es pecaminoso para uno es pecaminoso
para el otro. Pero en aquellas áreas grises donde tenemos dificultad de
diferenciar lo que es pecaminoso de lo que no lo es, creo que Susana
Wesley ha dado en el blanco. Nota como al final de su definición ella
nos deja ver que cualquier cosa que aumenta la autoridad de la carne
sobre mi espíritu, eso se convierte para mí en algo pecaminoso,
independientemente de cuán buen eso pudiera ser en sí mismo. El problema
es que eso que pudiera ser bueno en sí mismo, cuando es usado por mi
carne de una manera que debilita mi espíritu y que me lleva a pecar, en
sí ya se convirtió en algo que es eminentemente pecaminoso. El uso de
ciertos medicamentos tranquilizantes pudiera ser necesarios en algunos
casos médicos, y sin embargo su mal uso o abuso ya pasaría a ser algo
pecaminoso. Las relaciones sexuales dentro del matrimonio son lícitas de
acuerdo a la palabra de Dios. Pero es posible hacer uso de esa
bendición de Dios de una forma pecaminosa, como cuando no se tiene en
cuanto la dignidad de la pareja, o cuando la frecuencia es demandada de
una manera que el “sexo” para ser más una adicción que algo sano
otorgado por Dios.
Creo que a la hora de determinar si algo es mundano o no, debiéramos preguntarnos si es algo bíblico. Claramente Isaías 8:20
nos deja ver cuál debe ser la reacción del cristiano cuando ese
estándar está siendo comprometido, o cuando él no tiene claro cuál es la
norma que debe seguir. El texto dice “A la ley y al testimonio” y luego agrega, “si no hablan conforme a esta palabra es porque no hay para ellos amanecer”.
Creo que Isaías nos está dejando ver, en un momento donde el pueblo
judío estaba comprometiendo el estándar de Dios, que tenían que regresar
a la ley de Dios. Que aquellos que no vivan conforme a ese mandato de
Dios no tendrían amanecer, no tendrían mañana ni esperanza. Finalmente
podemos tener una mejor idea si al dudar nos preguntamos de qué manera
esto pudiera reflejar la gloria de Dios atendiendo a 1º Corintios 10:31 que dice: “Entonces, ya sea que comáis, que bebáis, o que hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios”.
Fuente: www.integridadysabiduria.org
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