“ y el mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas;
a otros, evangelistas; a otros pastores y maestros, a fin de
perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la
edificación del cuerpo de Cristo” (Efesios 4: 11,12)
Al pasar el tiempo en el caminar de mi vida cristiana, he llegado a convencerme del hecho de que cada Cristiano
debería entender y comprender cual es su ministerio y estar envuelto
efectivamente en ese ministerio. Ya sea el ministerio de la oración, la
enseñanza de los niños, visitando enfermos, sirviendo como uno que
atiende a los que llegan por primera vez a la iglesia o atendiendo a las
viudas.
El ministerio debe ser parte de la vida espiritual del creyente. En
esto está la realización y el crecimiento espiritual también. La Biblia
nos habla del carcelero de Filipos, quién al convertirse
inmediatamente comenzó a ministrar a Pablo y Silas. El lavó las
heridas de ellos y ese día toda su familia se bautizó junto con él. Yo
creo que el ministerio de lavar las heridas tiene un profundo efecto en
el testificar a los miembros de la familia.
Sin duda la familia del carcelero dieron el paso a la conversión,
porque cada uno de ellos vieron un cambio real en el líder de la casa y
ese cambio se tradujo en una vida de ministerio y de servicio. El
ministerio tiene un profundo efecto en aquellos que lo reciben así como
en quién lo ejerce. La Biblia dice que el carcelero de Filipos tomó a Pablo y a Silas y los llevó a su hogar y les dio comida.
No solamente lavó las heridas, pero fue mucho más allá que eso. De
todo esto encontramos que el ministerio del carcelero de Filipos tuvo un
profundo efecto en su familia. El se involucró en el ministerio tan
pronto fue salvado. El no esperó, su disposición fue inmediata. El
hizo las cosas que eran urgente en ese momento.
Hay muchos que no quieren ejercer sus ministerios con libertad porque
piensan que lo que ellos hacen no es tan importante como lo que otros
hacen. Es maravilloso saber que en el ministerio no hay jerarquías en
cuanto a los ministerio que Dios da. Todos los ministerios son
igualmente bendecidos y recompensados si esos ministerios están bajo el
liderazgo del Señor Jesús.- Lo único que el Señor quiere es
disposición.
El ha constituido ministerios especiales como pastor, profeta,
maestro, evangelista o maestro, para que estos equipen a todos los
santos para que todos los santos ejerzan su ministerio. Hoy quiero ser
fiel a ese ministerio que he recibido de Dios.
Gracias Señor, por darme la oportunidad de servirte y servir a
tu pueblo. Hoy quiero ser fiel a ese ministerio y saber que todo lo que
hago lo hago para ti. Qué hoy pueda entender donde está la necesidad y
pueda invertir esos dones allí para bendición de otros. Amén.
Dr. Serafín Contreras Galeano.
Fuente: www.renuevodeplenitud.com
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