¡Soldado de la cruz, sigue luchando! No
descanses hasta que la victoria sea completa, porque tendrás una
recompensa digna de tu vida de combate. ¡Mira, aquí hay perfecta pureza
para ti! Unos pocos en Sardis no habían ensuciado sus vestiduras y su
recompensa es andar con vestiduras blancas.
La perfecta santidad es el precio de
nuestra divina vocación. No la perdamos. ¡Aquí hay gozo! Llevarás
vestidos de fiesta, como los que llevan los convidados a bodas; serás
vestido de alegría y resplandecerás de felicidad. Las luchas penosas
terminarán con la paz de conciencia y el gozo del Señor. ¡Aquí hay
victoria! Obtendrás el triunfo.
Palmas, coronas y vestidos blancos serán
tu galardón; serás tratado como vencedor y como tal reconocido por el
Señor. ¡Aquí hay vestimentas sacerdotales! Te presentarás delante del
Señor con los vestidos que llevaban los hijos de Aarón; ofrecerás
sacrificios de acción de gracias, y te allegarás a Él con incienso de
alabanza. ¿Quién no peleará por un Señor que promete tales honores al
último de sus fieles servidores? ¿Quién no llevará su traje de bufón por
amor de Cristo que nos vestirá de gloria?
Hoy seguiré en la lucha con mentalidad de Vencedor en Cristo.
Gracias Señor por sostenerme en la batalla de cada día. No quiero perder la Fe. Tú me diste la Victoria en el Calvario. Amén.
Charles Spurgeon
Fuente: www.renuevodeplenitud.com
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