“Yo no soy adicta a las drogas, ni al tabaco ni al trabajo y
menos a la pornografía- me decía con lágrimas en los ojos, esta joven
mujer- pero…. creo que soy adicta al amor”.
¡Se puede ser adicto al Amor?
La Biblia describe de una manera clara lo que es el Amor en 1° Corintios 13:4-13.
“El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni
jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no
se enoja fácilmente, no guarda rencor.
El
amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad.
Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de
lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá. Porque
conocemos y profetizamos de manera imperfecta; pero cuando llegue lo
perfecto, lo imperfecto desaparecerá. Cuando yo era niño, hablaba como
niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto,
dejé atrás las cosas de niño.
Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero
entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero
entonces conoceré tal y como soy conocido.
Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor”.
Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor”.
Es esta una descripción de un amor enfermizo o un amor sano. Es acaso esto adicción al amor?
La adicción al amor es conocido también como Codependencia.
La codependencia es una condición psicológica en la cual alguien
manifiesta una excesiva, y a menudo inapropiada, preocupación por las
dificultades de alguien más.
La enciclopedia en Internet Wikipedia describe la coodependencia como:
“El codependiente suele olvidarse de sí mismo para centrarse en
los problemas del otro (su pareja, un familiar, un amigo, etc), es por
eso que es muy común que se relacione con gente
“problemática”,justamente para poder rescatarla y crear de este modo un
lazo que los una.
Así es como el codependiente, al preocuparse por el otro, olvida sus
propias necesidades y cuando la otra persona no responde como el
codependiente espera, éste se frustra, se deprime e intenta controlarlo
aún más.
Con su constante ayuda, el codependiente busca generar, en el otro,
la necesidad de su presencia, y al sentirse necesitado cree que de este
modo nunca lo van a abandonar.
“Al amor propio se le hiere; no se le mata” Henry de Montherlant (1896-1970) Novelista y dramaturgo francés de origen catalán.
Es muy común que en una relación, el codependiente no pueda poner
límites y sencillamente todo lo perdone, a pesar de que la otra persona
llegue a herirlo de manera deliberada, esto es simplemente porque el
codependiente confunde la “obsesión” y “adicción” que siente por el otro
con un inmenso amor que todo lo puede.
Por ende, el codependiente es incapaz de alejarse por sí mismo de una
relación enfermiza, por más insana que ésta sea, y es muy común que
lleguen a pensar que más allá de esa persona se acaba el mundo, hasta
que reconocen su condición psicológica y buscan ayuda, para terminar con
la codependencia o no volver a generar su codependencia en otras
personas o en futuras relaciones”.
“El amor aborrece todo lo que no es amor”. Honoré de Balzac (1799-1850) Escritor francés.
La codependencia consiste en estar total o casi totalmente centrados
en una persona, un lugar o en algo fuera de nosotros mismos. La
codependencia se caracteriza por una negación inconsciente de nuestras
emociones.
La negación es una respuesta humana natural a
situaciones a las que no podemos hacer frente o que no podemos
permitirnos sentir. Se origina en la niñez, dentro de un ambiente
familiar no sano. Es nuestra forma de protegernos. Es un proceso
inconsciente necesario para la supervivencia en determinadas
circunstancias.
“No existe el amor, sino las pruebas de amor, y la prueba de amor a aquel que amamos es dejarlo vivir libremente”. Anónimo
Que un codependiente desarrolle esta enfermedad psicológica con
alguien NO significa que necesariamente deba terminar la relación,
siempre que pueda curar su codependencia, va a poder ser libre de elegir
con quien relacionarse y, más aún, poner límites.
Lo que la Biblia dice acerca del amor no es adicción al amor, sino amor sano, santo y verdadero.
“Es tan corto el amor y tan largo el olvido. Pablo Neruda (1904-1973) Poeta chileno.
La persona codependiente piensa que no puede vivir sin su pareja, se
funde con ella hasta el punto de llegar a perder su propia identidad y
vive para ella en vez de vivir su propia vida. Piensa que lo que siente
es un amor inmenso, una pasión maravillosa y sin fronteras, pero no es
amor eso, sino dependencia y adicción.
Se enamora de repente, como en un estallido, un flechazo y,
confundiendo el deseo con el amor, piensa que tiene delante a la persona
ideal. No son conscientes de que darlo todo por la otra persona supone
una negación de uno mismo y de los propios deseos y necesidades.
El codependiente se deja a sí mismo completamente de lado para
anteponer siempre a su pareja. Y de lado ha de quedar también todo
sentimiento negativo. La rabia, el dolor, el sufrimiento…; todo esto lo
percibe como una amenaza terrible porque podría llevarle a perder lo que
más ama, lo que es toda su vida y todo su mundo: su gran amor.
Hace todo lo posible por mantener la paz y niega el conflicto y la
confrontación, sin darse cuenta de que negar el conflicto supone negar
la intimidad.
No podemos tener una relación íntima con alguien con quien no podemos
discutir un problema o algo que nos hace enfadar. No hay manera de
resolver un conflicto si una de las partes prefiere ignorarlo y la
relación sólo puede darse a un nivel superficial.
Dios realmente es la fuente del más grande amor. Fluye como un río
permanente hacia el ser humano pero enmarcando su amor en las riberas de
su santidad, sin comprometer esa santidad. Igual es con nosotros los
seres humanos, Dios nos hizo para amar y ser amados y ese amor necesita
fluir con libertad como un río pero dentro de unas riberas marcadas que
son el respeto a si mismo y la dignidad dada por Dios como personas.
Cuando nosotros no cuidamos esas riberas el río se desborda, inunda,
destruye, ahoga, sepulta y arrastra la santidad de la persona humana
hasta llevarla como una basura más y tirarla en una playa desierta y
aislada.
El codependiente escucha entre brumas las palabras más aterradoras
que podría escuchar en toda su vida. Con su amante desertor se va todo
su mundo, su vida se esfuma de repente, se queda solo.
Mira a su alrededor y ve que no tiene nada, excepto el vacío, la
desesperación, la incertidumbre. “La vida ya no tiene sentido”, piensa, ”
todo lo que me importaba ha desaparecido”. Y ya no sabe quién es. Solo
entre brumas medio se entera que es un adicto…adicto al amor enfermizo y
mal dirigido.
El verdadero amor, como lo describe el Dr. James Dobson en uno de sus libros, es Duro. No es suave, ni maleable, ni elástico, es duro.
Dios quiere que vivamos y seamos libres, llenos de amor sano y
caminando en la vida con seguridad y esperanza. El Señor ha roto las
cadenas de la adicción y la esclavitud.
En el fondo el codependiente tiene cosas que son de gran valor.
Hay un fondo noble, amable y altruista. Son a menudo las personas más dulces, pero si su verdadero ser está siendo negado y escondido nunca lograrán usar esta forma de ser de un modo constructivo. Una vez recuperadas de su codependencia, son, sin duda, personas que cualquiera querría tener como amigas.
Hay un fondo noble, amable y altruista. Son a menudo las personas más dulces, pero si su verdadero ser está siendo negado y escondido nunca lograrán usar esta forma de ser de un modo constructivo. Una vez recuperadas de su codependencia, son, sin duda, personas que cualquiera querría tener como amigas.
Son fieles, dignas de confianza, tienen en cuenta la opinión de los
demás y están ahí cuando las necesitas, para lo bueno y para lo malo,
dispuestas a ayudarte cuando se lo pidas. Son atentas y saben crear y
fomentar buenos sentimientos entre ellas y los demás. Son en sí mismas
una paradoja, porque casi cualquiera podría quererlas.
Si estas cayendo en esta adicción al amor enfermizo, levántate, mira
el horizonte y contempla el sol de justicia que resplandece y te dice:
“Y ahora por un breve momento ha habido misericordia de parte de
nuestro Dios, para hacer que nos quedase un remanente libre, y para
darnos un lugar seguro en su santuario, a fin de alumbrar nuestro Dios
nuestros ojos y darnos un poco de vida en nuestra servidumbre”. (Esdras
9:8)
“Asimismo te apartará de la boca de la angustia A lugar
espacioso, libre de todo apuro, Y te preparará mesa llena de grosura”.
(Job 36:16)
“¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de
impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los
quebrantados, y que rompáis todo yugo?”. Isaiás 58:6
“Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, eres libre de tu enfermedad”. (Lucas 13:12)
Que Dios te ayude a romper este ciclo de codepencia y vivir en la dignidad que él te dio.
Por:Dr. Serafín Contreras Galeano
Fuente: www.renuevodeplenitud.com
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