“La mente, una vez expandida a las dimensiones de ideas más
grandes, nunca regresa a su tamaño original”. (Oliver Wendell Holmes)
Sin importar cuán bajo uno cae, siempre podemos levantarnos al lugar donde estábamos y más allá.
El Huracán Katrina destruyó nuestra casa.
Con gran expectación y
perseverancia estuvimos de vuelta en ella quince meses después de la
tormenta.
¡La sola perseverancia es valiosa!
Nadie va más allá de las bajas
expectativas.
Tantos hoy se lamentan, yo esperaba que pasara algo
bueno.
Cuando espero que algo bueno pase, hago algo para ayudar a que
pase, ya que quiero estar correcto; nadie quiere equivocarse.
Lo primordial es querer estar en lo correcto; ahora la pregunta clave es:
¿en qué quiero estar correcto?
La gente que se estrella en gran manera puede rebotar si tan solo
saben en su corazón de lo que Oliver Wendell Holmes está hablando.
Sin
importar cuán mal se vean las cosas, ¡podemos rebotar con grandes
expectativas!
Le pasa todos los días a mucha gente.
Cuando muchacho, había un comercial que decía: “Tome polvo BC y
rebote fuerte”.
Era un medicamento para el dolor de espalda.
¡Quien
trabaja duro, juega duro y se estrella duro!
Sin embargo, una vez que
nuestra mente experimenta la prosperidad, la puede lograr una y otra
vez.
Muchos millonarios se han ido a la bancarrota pero con el recuerdo de
lo que una vez fue y pueden rebotar porque recuerdan cómo escalaron
pulgada a pulgada.
La tortuga venció a la liebre, ellos no le pegan a un caballo muerto…está muerto.
Al Copeland, fundador de Pollo Frito Popeye, dio un discurso de diez
segundos en la Cámara de Comercio de Nueva Orleans.
Lo dijo en estas
palabras: “Si pierdo todo lo que tengo, sé cómo recobrarlo”.
La gente
mayor en la audiencia aplaudió; los más jóvenes estaban confusos con la
afirmación.
¡Me encanta decirle a la gente que siga bailando!
Y eso
significa exactamente lo que dice; sigámonos moviendo hacia nuestro
genio.
El talento hace lo que puede pero el genio, ¡lo que tiene que
hacer!
Por: Mike Marino, Jr. “En Persona”,
Fuente: www.motivateus.com
No cabe duda que muchos enfrentamos el fracaso de manera más
frecuente que lo que quisiéramos…pero así es la vida.
El problema no
consiste en si hemos de fracasar o no, sino más bien, ¿cuántas veces
fracasaremos?
La clave en la vida no consiste en evitar el fracaso—el
cual es, a final de cuentas, inevitable—sino más bien, ¿qué hacemos una
vez que hemos fracasado?
Son muchos los que se retraen e ingresan en un estado de
auto-conmiseración, cuando en realidad cada fracaso, en sí, lleva las
semillas de un nuevo horizonte.
Si tan sólo podemos aprender de cada
uno de nuestros fracasos, no sólo podremos levantarnos de la caída sino
avanzar mucho más lejos de lo que hubiésemos soñado antes del fracaso.
Y
eso es especialmente cierto para aquellos que tenemos una relación
personal con el Señor Jesucristo.
Con Él a nuestro lado, no podemos
quedarnos jamás como meros fracasados.
Vamos, vamos, ¡tomémonos de la mano con Jesús y
atrevámonos a poseer nuestro mañana!
Adelante y que Dios les bendiga.
Por: Raúl Irigoyen
Fuente: www.renuevodeplenitud.com
Fuente: www.renuevodeplenitud.com
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