“No podremos probar el último vino si aún probamos el ajenjo de nuestros quebrantos y debilidades. Somos débiles, humanos, pecadores e imperfectos y sin embargo vivimos
a veces mirando nuestro cónyuge como el malo y pecador y nosotros los
perfectos, santos e intachables.” (Serafín Contreras G.)
Al oírlos, Jesús les contestó: —No son los sanos los que
necesitan médico sino los enfermos. Y yo no he venido a llamar a justos
sino a pecadores. (Marcos 2:17)
No juzguen a nadie, para que nadie los juzgue a
ustedes. Porque tal como juzguen se les juzgará, y con la medida que
midan a otros, se les medirá a ustedes. »¿Por qué te fijas en la astilla
que tiene tu hermano en el ojo, y no le das importancia a la viga que
está en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Déjame sacarte la
astilla del ojo”, cuando ahí tienes una viga en el tuyo? ¡Hipócrita!,
saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás con claridad
para sacar la astilla del ojo de tu hermano. (Mateo 7:1-5)
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